Las cintas The Wind that Shakes y Summer Palace inician la selección oficial de cannes .
Agencias
CANNES, FRANCIA.- La lucha por la Palma de Oro en el 59 Festival de Cannes quedó abierta ayer con dos tan contrapuestos como perfectos ejemplos de cine combativo, el de Ken Loach contra las miserias de Occidente y el de Lou Ye con la censura en Oriente.
Con The Wind that Shakes de Barley, el realizador británico regresa a una de las dos grandes líneas de su filmografía, la de análisis y denuncia política -véase Land and Freedom (1995)-, tras dedicar sus últimos largos en solitario a la otra, la social, como en Ae Fond Kiss, hace dos años.
La cinta acomete la ambiciosa tarea de explicar el origen de uno de los conflictos que han marcado la historia europea, el de Irlanda, para lo cual se remonta a los años veinte del siglo pasado. Una época convulsa, con una revolución irlandesa que dio paso a una guerra de independencia contra los británicos y luego a un conflicto fratricida, como recordó el director.
Loach (Nuneaton, 1936), tan claro en las ruedas de prensa como en pantalla, recalcó que ?siempre es buen momento? para una cinta que indague por qué comenzó la violencia. ?Siempre hay lugares ocupados?, recalcó el cineasta, quien recordó que actualmente hay ?tropas británicas en una ocupación ilegal en Irak? y ?la gente siempre se resiste? a situaciones así.
Respecto a la invasión de Irak en 2003, Loach lo tiene claro: ?Es obvio que fue ilegal, vulneró la Carta de las Naciones Unidas, se basó en mentiras y es totalmente indefendible?.
Lo malo para Loach es que suele ser igualmente tajante en sus películas, lastradas a menudo por un cierto maniqueísmo en el que los malos son muy malos y los buenos, si dejan de serlo, es porque el sistema no les permite otra opción.
El director inglés asume, en todo caso, que hacer cine político implica asumir riesgos, pero ?hacer películas es un negocio arriesgado?. Que se lo digan si no a Lou Ye, el cineasta chino responsable de que entre los organizadores del festival abunden las uñas mordidas.
Lou y su Summer Palace fueron duda hasta última hora, a la espera de que las autoridades chinas permitieran exhibir esta rara avis en el cine del gigante asiático, profusa en escenas sexuales y que toca la sangrienta represión del movimiento pro democrático en la plaza pequinesa de Tiananmen en 1989.
Finalmente fue posible verla en el certamen más famoso del mundo, para pesar de los espectadores que acabaron roncando o consultando sus relojes con angustia. Una posible explicación es que la cinta, una historia de amor que transcurre entre 1988 y 2003, da la sensación de desarrollarse en tiempo real, pese a que los datos de proyección aseguran que ?sólo? dura dos horas y veinte minutos.
Parte del desconcierto puede venir de la extraña estructura. Porque el caso es que empieza a buen ritmo y sorprendiendo a los avezados en cine chino por sus profusas secuencias de coitos con desnudos integrales incluidos, así como su muy realista mirada sobre cómo era la Universidad de Pekín a finales de los 80, época en la que estudió allí Lou (Shanghai, 1965).
Pero lo cierto es que el clímax de la película llega hacia la mitad, con lo que el restante cincuenta por ciento es un lento descenso hacia el sopor, pese al encomiable trabajo de su actriz protagonista, Hao Lei.
Lo indudable es que tanto desnudo llamó la atención, como quedó claro hoy en la rueda de prensa en la que Lou, preguntado sobre si la cinta trata la ?revolución sexual china?, replicó escueto: ?Es una historia de amor?.
En cuanto a Tiananmen, ?parte de la historia de amor transcurría en 1989 y era inevitable tocar el tema?, se justificó, con una sonrisa que podía querer decir lo contrario.
?Siempre hay que negociar con la censura. A veces ceden?, añadió el cineasta, quien con Suzhou River (2000) fue premiado en los festivales de Rotterdam, París y Venecia y hace tres años estrenó Purple Butterfly.
?Lo importante es que la cinta se ha montado en China. Eso es muy, muy importante?, añadió y expresó el deseo de que las autoridades cinematográficas de su país ?se abran?. Asimismo, reconoció saber que las escenas sexuales iban a ser tan censuradas o más que las políticas, pero lo tiene claro: ?Estoy de acuerdo en cortar todas las que quieran?. ¿Lo tendría ya previsto cuando metió metraje de sobra con tamaña generosidad?