Científicos españoles afirman que pruebas de ADN demuestran que los restos que se conservan en Sevilla pertenecen al almirante; no descartan que halla más en otra parte.
EFE
Madrid.- El 514 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América será el primero que se conmemorará con la plena convicción por parte de los científicos españoles de que los restos que se conservan en Sevilla pertenecen al almirante.
Las pruebas de ADN realizadas por el profesor José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, fueron concluyentes y ofrecieron algunas certezas sobre el misterioso paradero de los huesos de Colón.
"Ya no nos hacen falta" otros datos para decir que estos huesos son los del célebre navegante, aseguró el pasado mes de agosto Lorente, quien explicó que aunque los huesos de Sevilla analizados son sin lugar a dudas del Almirante, podrían no ser los únicos.
Desde hace dos años, Lorente espera algún tipo de comunicación de las autoridades de la República Dominicana para poder analizar el ADN de los huesos conservados allí, que también pudieran pertenecer al hombre que llevó a los españoles hasta el Nuevo Mundo.
Hasta ahora no ha recibido respuesta, pero según explicó Lorente, que está empeñado en reconstruir el rompecabezas que representa el periplo seguido por los restos de Cristóbal Colón, "si finalmente no se nos permite investigar allí, tampoco pasa nada".
El estudio de los huesos de Santo Domingo permitiría completar la historia vital de un personaje envuelto en el misterio, en una leyenda que él mismo y su familia alimentaron durante siglos.
El día y lugar de la muerte de Cristóbal Colón, el 20 de mayo de 1506 en la ciudad española de Valladolid, es una de las pocas certezas que se tienen sobre el navegante, de quien, cinco siglos después de su muerte, se ignoran datos clave, como dónde y cuándo nació o qué información tenía cuando viajó a América.
El origen de la polémica sobre el paradero de los restos del almirante se remonta a su sepultura en Valladolid y al posterior traslado del cadáver a Sevilla y a Santo Domingo, a instancias de su nuera, la virreina María de Toledo, en el año 1541.
En 1795, cuando Santo Domingo pasó al dominio de Francia, las autoridades españolas enviaron sus huesos a La Habana, y en 1898, cuando Cuba fue ocupada por los estadounidenses, los devolvieron a Sevilla, en cuya catedral quedaron depositados.
En 1877 se descubrió en la catedral de Santo Domingo una urna de plomo con el nombre de Colón, por lo que desde entonces las autoridades dominicanas insisten en que los españoles se equivocaron de restos y se llevaron a La Habana los de Hernando Colón, único hijo legítimo del navegante, y no los de su padre.
Los análisis de Lorente se llevaron a cabo sobre el ADN de los restos conservados en Sevilla, los supuestamente pertenecientes a Diego, uno de los dos hermanos conocidos de Colón, que estaban depositados en la isla sevillana de La Cartuja, y los atribuidos al almirante y a su hijo natural Hernando, enterrados en la catedral.
La semana pasada también se descartó como destino final del Descubridor la cripta de la capilla sevillana de Santa Ana de Las Cuevas, donde los restos analizados son de Diego Colón, hermano del Almirante, fallecido en 1515 en Sevilla e inhumado en ese lugar.
Guadalupe Chocano, investigadora de la Escuela de Guerra Naval de Madrid, afirmó que los análisis científicos, antropológicos y grafológicos descartaron esta cripta de "la antigua polémica acerca del destino de los restos mortales de Cristóbal Colón".