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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El empresario maderero Manuel Zelaya, asumió ayer la Presidencia de Honduras con promesas de luchar contra una escalada delictiva, especialmente de las violentas pandillas juveniles y de abatir la pobreza que aflige a ocho de cada diez hondureños.
El político de 53 años, del antes opositor Partido Liberal, prometió un Gobierno de transparencia y reducir la extendida corrupción, que analistas aseguran frena el desarrollo del país.
Manuel Zelaya juró como el séptimo presidente libremente electo de Honduras desde 1982, cuando cesaron casi 20 años de Gobiernos militares de facto, en presencia de cinco mandatarios centroamericanos y los de México y Colombia, y 42 delegaciones de países y organismos.
“Todas las propuestas de que hablamos en la campaña van a ser cumplidas. En materia de seguridad ya tenemos todo un programa con el general Álvaro Romero (nuevo ministro de Seguridad), porque no tenemos seguridad ciudadana suficiente”, dijo el mandatario en el estadio nacional, donde asumió.
Zelaya ingresó al estadio con sombrero y botas vaqueras, traje negro y corbata roja, junto a su esposa e hijos, una nieta y su Gabinete de Gobierno ante gritos de “Mel, Mel,”, como se lo conoce popularmente. En su Gobierno de cuatro años, Zelaya enfrentará como principales desafíos una ola de delincuencia. Este es considerado el principal problema de seguridad por la población por encima del desempleo.
El mandatario propone una mezcla de “mano dura”, con más policías en las calles y cadena perpetua para algunos crímenes, una medida que las organizaciones civiles reclamaban al presidente saliente, Ricardo Maduro.