Los acontecimientos ocurridos los últimos días contra periodistas, parecieran una señal donde se advierte que actualmente el ejercicio de la libertad de expresión es un campo minado, y que el respeto al ejercicio periodístico es sólo una falacia y un pretexto para que la clase gobernante enarbole discursos acordes a los nuevos tiempos.
El atentado al periódico El Mañana de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el pasado seis de febrero, perpetrado por un comando al servicio del narcotráfico, así como la persecución en contra de Lydia Cacho nos remite a historias que creíamos ya superadas, donde las voces incómodas deben ser calladas sin importar el método.
Cuando un periodista sufre algún agravio, así sea sólo una amenaza, no sólo se está atentado contra él, sino contra el derecho de la sociedad civil a mantenerse informada. Hoy cuando el mundo se encuentra inmerso en dinámicas propias de una aldea global, es imposible callar las voces de los medios que tienen como principal responsabilidad denunciar los actos de corrupción y de malos manejos de las autoridades en todos sus niveles: es decir desde el federal hasta el municipal.
Ante este panorama la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó el día de ayer su preocupación por los actos de intimidación contra periodistas y medios informativos en México. El órgano dependiente de la Organización de Estados Americanos, mencionó que se busca silenciar a la prensa obstaculizando el derecho de los ciudadanos para recibir información.
Y es que hay una escalada de violencia y de agravios contra los periodistas en México que José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, califica como ?muy inquietante e indignante?.
Esta realidad que parecía ya superada con la llegada de la democracia, vuelve a aparecer como muestra de intolerancia que en los países de primer mundo es una práctica casi impensable. Por este motivo es necesario que las autoridades brinden mayores garantías a favor de la libertad de expresión, porque no sólo se atenta contra un individuo sino contra la libre expresión de las ideas y el derecho de los ciudadanos a estar informados.