EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Proliferan los deshuesaderos de vehículos en el área urbana de este municipio, los que constituyen un problema de contaminación visual y al medio ambiente.
Según un recorrido por diversas calles de este municipio, se pudo constatar que algunos de estos negocios mantienen ocupadas las banquetas y casi obstaculizan una parte de las calles, lo que evidencia la falta de control de las autoridades municipales hacia este problema.
Si bien los ?yonkes? constituyen una de las actividades que generan mayores ingresos a quienes la practican, también contribuyen a la creación de focos de contaminación, pues hay unidades viejas que se conservan durante meses, incluso semanas y éstas suelen utilizarse como depósitos de basura, incluso como escondite de los malvivientes de cada sector.
Sobre la carretera al ejido Santo Niño se ubican algunos de estos deshuesaderos, los cuales mantienen los vehículos ?chatarra? casi encima de la carretera, lo que genera un marcado riesgo de que se registren accidentes porque impiden que los conductores tengan una visibilidad suficiente para continuar su camino.
Son tres o cuatro negocios de este giro los que se ubican a pie de carretera y no sólo exhiben partes de vehículos de todas marcas y modelos que están puestos a la venta, sino incluso automóviles completos que muestran en los medallones letreros de que se venden por partes, reflejando que ésta se ha convertido en una actividad que deja buenos dividendos a quienes la realizan.
En casi todos estos negocios se conservan también las chatarras de las unidades que han sido aprovechadas en todas sus piezas, algunas permanecen estacionadas junto a la carretera y han llegado a representar un peligro para que se registren accidentes, pues impiden la visibilidad sobre todo por las noches, ya que además ese tramo carretero carece de iluminación.
Algunos de los ?yonkes? que ocupan la banqueta con las piezas de los vehículos se ubican en la colonia Madero, dentro del área centro del municipio, a tan sólo unos metros de oficinas públicas como el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas), lo que refleja la falta de control de las autoridades municipales respecto de la apertura de este tipo de establecimientos.