El atacante que mató a cinco niñas, hirió gravemente a seis y, posteriormente, se suicidó reveló a su mujer que abusó sexualmente de varias menores hace veinte años.
EFE
Washington.- La muerte la pasada madrugada de una de las niñas heridas en el ataque contra un colegio amish de Pensilvania eleva a cinco el número de escolares fallecidas en este suceso, informó la policía.
La niña, que murió en un hospital de Delaware, fue una de las siete heridas ayer cuando Charles Carl Roberts, aparentemente motivado por el rencor acumulado durante varias décadas, atacó armado la citada escuela ubicada en un área rural de Pensilvania.
El atacante mató a tres niñas, hirió gravemente a siete y, posteriormente, se suicidó.
El incidente ocurrió en el Condado de Lancaster, conocido por su población amish, una comunidad de origen europeo que preserva las costumbres del siglo XVII, rehúsa el empleo de técnicas modernas, y se opone al uso de la violencia.
Roberts, de 32 años de edad, no era amish y aparentemente no eligió esa escuela por el credo religioso de la comunidad sino porque tenía la intención de matar niñas.
Al parecer, el agresor pretendía alargar su asalto a la escuela, ya que, además de una escopeta, dos pistolas, dos cuchillos y 600 balas, llevó consigo ropa, papel higiénico, herramientas y varios rollos de cinta adhesiva transparente.
El hombre dejó salir de la escuela a 15 varones, una mujer embarazada y otras tres mujeres con sus bebés, luego cerró y obstruyó las puertas con escritorios y trozos de madera y las aseguró con clavos, tornillos y otros objetos.
Posteriormente, Roberts hizo que las niñas se alinearan frente a una pizarra y les ató los tobillos.
Antes de que llegara la policía, Roberts empezó a disparar a las escolares.
En un ataque similar, el pasado 27 de septiembre un hombre tomó como rehenes a seis alumnas en el instituto "Platte Canyon" de Bailey (Colorado), a las que seleccionó por ser rubias y mujeres.
Una de ellas murió, junto con el atacante, después de que las fuerzas de acción rápida entraran para liberarlas.
Motivos
El hombre reveló a su mujer antes de los hechos que abusó sexualmente de varias menores hace veinte años.
En una conferencia de prensa celebrada hoy, el comandante de la policía de Pensilvania, Jeffrey Miller, dijo que Carl Roberts, de 32 años, llamó a su esposa por un teléfono móvil desde la escuela del pueblo de Bart Township, en el condado de Lancaster, y le contó cosas de su pasado que le atormentaban.
Según ha declarado la esposa, Roberts le dijo en la llamada que hace veinte años había abusado sexualmente de menores de su familia que tenían tres y cuatro años de edad, algo de lo que también quedó constancia en la nota de suicidio que dejó en su casa.
Roberts escribió en la nota que volvía "a tener sueños recurrentes de querer hacer lo mismo" que hace veinte años.
Sin embargo, según Miller, los familiares desconocen de qué niñas se trata y la policía dice que se ignora también "el grado de abuso al que fueron sometidas".
En la nota de suicidio que Roberts dejó en su casa, antes de llevar a sus tres hijos al colegio, también dijo que estaba "muy enfadado con Dios" por la muerte de una hija Emily, que nació prematuramente hace nueve años y sólo vivió veinte minutos.
La familia de Roberts, que se dedicaba a recoger la leche producida por las vacas de los amish y llevarla a plantas procesadoras, dijo que su comportamiento había sido "normal en los últimos días".
El lunes, tras dejar a sus hijos en otro colegio, se dirigió a la casa-escuela amish en el condado de Lancaster, donde entró armado con una escopeta recortada y una pistola, ató a las alumnas y dejó escapar a los niños y a varias profesoras, entre ellas una embarazada.
Roberts se hizo fuerte en la escuela clavando tablones en las puertas y cuando la policía llegó, avisada por una profesora a la que dejó escapar, amenazó con comenzar a disparar si los agentes que rodeaban el lugar no se marchaban en 10 segundos.
Entonces abrió fuego y la Policía entró por la fuerza a través de las ventanas del colegio rural.
La policía indicó hoy que, pese a que tenía crema lubricante y cinta aislante, no hay "evidencia" de que abusara sexualmente de las niñas de la casa-escuela de los amish, aunque si pretendía torturarlas.
Para ello tenía una serie de cuerdas, tornillos, mangueras y tablones de madera, así como otro tipo de herramientas, que había ido comprando en ferreterías de la zona en los últimos días.