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¿Autoatentado?/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“No tienen ellos (la familia) ninguna

responsabilidad en este asunto”.

Alejandro Encinas

La reacción inmediata de muchos simpatizantes del PRD -y de muchos que no lo son- al darse a conocer ayer por la mañana la información de que se habían hecho disparos en contra de una camioneta que transportaba a Cecilia Gurza, la esposa de Carlos Ahumada, y a sus tres hijos fue afirmar que se trataba de un “autoatentado”.

La Administración perredista del Distrito Federal fue, afortunadamente, más cauta. Alejandro Encinas condenó desde muy temprano cualquier posible acto de violencia en contra de la familia Ahumada y dijo que los videos que presuntamente muestran a miembros del PRD con el empresario, y que éste ha utilizado como arma de presión contra el Gobierno capitalino, deben difundirse como se había anunciado.

Ricardo Ruiz, el secretario de Gobierno, señaló reiterada y sensatamente en una conferencia de prensa: “No podemos adelantar hipótesis”. En la mañana el procurador Bernardo Bátiz dio inicio a la investigación y en una entrevista que le hice a eso de las nueve de la mañana se negó a especular sobre el tema. Me pareció una actitud acertada.

La desconfianza ante Ahumada es natural. Se trata de un hombre que corrompió a políticos y funcionarios para obtener contratos de construcción y para defender sus intereses económicos, y que los grabó para utilizar los videos como instrumentos de extorsión. Eso no significa, sin embargo, que deba uno suponer en automático que el ataque en contra del vehículo en que al parecer se encontraban su esposa y sus tres hijos -de nueve, 13 y 15 años- haya sido un autoatentado.

La camioneta Suburban en que se trasladaban la señora y los tres niños, junto a un chofer, estaba blindada. Pero se trata aparentemente de un blindaje de nivel III, el cual es bastante ligero. Los disparos se hicieron con un arma de nueve milímetros: de alto poder y de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Las balas se impactaron en la ventanilla delantera izquierda, donde se encontraba el chofer, y también en la puerta trasera izquierda, en el lugar en que al parecer se encontraban los niños.

Si éste fue un autoatentado, quien lo organizó puso en peligro a los ocupantes y en especial a los niños. Aun cuando no conozco a Ahumada, no puedo creer que pondría tan fácilmente en peligro a sus hijos en una acción de esta naturaleza. Y me cuesta un trabajo enorme pensar que una madre estaría dispuesta a arriesgar así a sus pequeños.

En México, es verdad, nos hemos vuelto cínicos y propensos a las teorías de conspiraciones, entre más complejas mejor. Siempre pensamos lo peor de todos los personajes públicos, incluso de aquellos que sufren alguna tragedia. Pero si bien hay figuras que pueden haber montado autoatentados para generar atención o para distraer a la opinión pública, muchas han sufrido ataques reales que los sabios de los medios de comunicación simplemente han descartado como falsos porque es más divertido pensar en algún complejo complot. Quizá en algunos casos esta actitud esté justificada, pero en otros ciertamente no.

Mientras escribo este artículo se ha anunciado la decisión de la señora Gurza de no dar a conocer los famosos videos. Esto, que ella afirma es consecuencia del temor de que su familia sufra otro ataque, no hace sino fortalecer la hipótesis de que el atentado no es real. El ataque súbitamente se convierte en una conveniente excusa para no mostrar unos videos que al parecer distan de ser tan contundentes como los que se exhibieron originalmente y que fueron la razón de la caída política de René Bejarano y Carlos Ímaz.

Las contradicciones en que han incurrido el chofer del vehículo y la señora Gurza generan también suspicacias. Es verdad que quienquiera que ha sufrido un ataque con armas de fuego sabe lo difícil que es recordar los detalles con precisión. Pero no saber si los disparos vinieron de un auto, una camioneta o un peatón levanta cuando menos suspicacias.

Acepto que hay razones para mostrarse escépticos ante el atentado de ayer en la mañana, pero la investigación debe ser a fondo y abierta, precisamente como lo ha prometido el procurador Bátiz.

Por otra parte, Ahumada debe ya dejar de especular con los videos. Que los presente y si de ellos surge alguna responsabilidad penal o política, que caiga quien caiga. La verdad es que a estas alturas del juego es poco lo que podemos ver en un video que nos sorprenda.

En los próximos días tendremos más información del ataque ocurrido ayer. Si se trató de un autoatentado, los peritajes sin duda lo demostrarán. Si no lo fue, es importante dar protección a la familia Ahumada Gurza. Como bien lo ha dicho el propio Alejandro Encinas, ni la esposa ni los hijos tienen nada que ver en los pleitos políticos que han rodeado a Carlos Ahumada.

DEBATE

Ayer el debate de los candidatos presidenciales debe haber alcanzado unos 15 puntos de rating; esto es, un 15 por ciento de los televisores -encendidos o apagados- del país. En espectadores, estamos hablando de unas 12 millones de personas de un padrón electoral de 72 millones. Parece poco. Pero con uno o dos millones de votos que cambien de dirección, puede definirse el resultado de la elección del dos de julio.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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