EFE
México.- Unos arqueólogos mexicanos han encontrado más de 10 mil piezas en un lugar donde en 1520 los pueblos afines a los aztecas sacrificaron a 550 personas, entre españoles y aliados suyos de los que acompañaron a Hernán Cortés en la conquista.
El director de la zona arqueológica de Tecuaque, el arqueólogo Enrique Martínez, dijo que en ese lugar situado en el municipio de Calpulalpan (Tlaxcala, centro de México) han hallado restos y unas 400 osamentas que dan cuenta de los sacrificios humanos ocurridos entre junio de 1520 y marzo de 1521.
El experto indicó que el lugar, estudiado por un grupo multidisciplinario de investigadores desde hace dieciséis años, no era centro ceremonial ni de sacrificios pero, tras la captura de una caravana de invasores, se transformó en un centro de reunión religioso.
Martínez señaló que las crónicas de Fray Bernardino de Sahagún y las Cartas de Relación de Hernán Cortés hablan de la captura de la caravana en un pueblo grande.
Conforme avanzaron los hallazgos "se fue determinando con mayor claridad un evento histórico que fue la captura y posteriormente el sacrificio de los españoles y sus aliados, durante un período de seis meses", agregó.
Martínez explicó que comenzaron a encontrar objetos que no eran autóctonos de la región como "espadas, botones, anillos, camafeos, perdigones", lo que les llevó a preguntarse "qué pasó" y en diversas fuentes encontraron que en la región había sido capturada una caravana que iba a alcanzar a Cortés.
La sometió un grupo perteneciente al Reino de Texcoco, que estaba aliado con los aztecas, quienes ante el asesinato de su rey Cacamatzin a manos de Cortés, llevaron a cabo los sacrificios como venganza.
El lugar se llamó originalmente Zultepec pero años después pasó a ser conocido como Tecuaque ("lugar donde se los comieron"), un poblado pequeño comparado con Tenochtitlan, Texcoco y Tlatelolco, importantes centros prehispánicos.
El arqueólogo explicó que los sacrificios humanos se hicieron en distintas festividades del calendario mexica.
Para la fiesta de Huizilopochtli, (dios de la guerra) -una de las más importantes- fueron seleccionadas 18 personas, 9 hombres y 9 mujeres.
Según el relato que hace Fray Bernardino de Sahagún, las nueve mujeres debían de estar embarazadas, porque el sacrificio era dedicado a la guerra.
Los varones sometidos al ritual eran mesoamericanos, no así las mujeres. En el lugar se encontraron cráneos de españolas, mulatas además de otomíes y mayas.
"Los sacrificados se elegían en pareja, se les extraía el corazón y sus cuerpos eran tirados por las escaleras del templo ceremonial. Y una vez abajo, desmembrados y cocidos, y algunos de su huesos, repartidos entre los nobles y guerreros sus cráneos eran colocados en el 'tzompantli'", o altar de calaveras, detalla el experto.
Otra festividad era la dedicada a Izcalli (dios del fuego) en la que sacrificaban cerdos, vacas caballos, perros, entre otros animales, algunos de los cuales eran ingeridos y otros ofrendados.
La zona de Tecuaque tiene 32 hectáreas, pero sólo se ha excavado una y media, la que corresponde a una zona ceremonial y una parte del centro habitacional.
El asentamiento presenta tres plazas, una central donde está la estructura mayor dedicada a Ehecatl Quetzalcoatl, (dios del viento), otra, la norte, donde encontraron braceros ceremoniales, y la plaza sur, dedicada a la agricultura y a Tláloc, (dios de la lluvia).
"El sitio tenía paredes estucadas (pintadas) de blanco por eso Bernal Díaz del Castillo le llama 'pueblo morisco' porque estaba pintado de blanco y estaba en una loma", añade.
"Consolidaremos el sitio y se buscará el área donde creemos que estuvieron prisioneros, que es la parte oeste de la zona, porque el año pasado se localizaron ahí, dagas y restos de guajolote que seguramente le dieron para ingerir", indicó el investigador.
"Tenemos que hacer vivir las evidencias para que nos cuenten el último acto plasmado de un pueblo que luchó por su libertad y se resistió a la conquista".
El sitio de Tecuaque fue devastado por el las fuerzas de Cortés en marzo de 1521 y no volvió a ser ocupado, "lo que permitió encontrar una riqueza de vestigios", concluyó Enrique Martínez.