El Siglo de Torreón
Cd. Lerdo, Dgo.- Es viernes santo, la temperatura está alcanzando los 30 grados centígrados, pero a las decenas de personas que se congregaron en la plaza principal parece no importarles. Su deseo era revivir una vez más, como hace más de dos mil años, la Pasión y Muerte de Jesucristo.
La cita fue, como desde hace 19 años, a las once treinta de la mañana, frente a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Ciudad Jardín.
Niños, adultos y personas de la tercera edad, algunos con sombrillas y otros más con cachuchas o bien sólo su mano bastaba para cubrirse de los rayos del sol, se encontraban en la plaza en la espera de que los actores, quienes representarían las últimas horas de Jesucristo. La emoción de los presentes, llenó su cuerpo al ver pasar a Juan Carlos Hernández, quien personificado como Jesucristo, era azotado por los soldados romanos.
Un pequeño escenario en la esquina de la plaza, entre las calles Hidalgo y Sarabia, era el lugar perfecto para enjuiciar a Jesús por Poncio Pilatos, quien era representado por Martín Ulloa Bermejo, organizador, desde hace 19 años, del tradicional vía crucis lerdense.
Mediante la temperatura iba aumentando, la emoción y a su vez la tristeza, embargaba los corazones de los cientos de fieles que se iban agregando al recorrido. Las doce estaciones y las tres caídas, fueron representadas a lo largo de la calle Allende, para después llegar a la colonia San Isidro, lugar donde se llevaría a cabo la crucifixión.
Mientras cientos de personas acompañaban en su recorrido a quien representara a Jesucristo, durante un recorrido de más de un kilómetro, los vecinos de San Isidro se preparaban para ver pasar el vía crucis. Una vieja silla y una lona de tela, bastaban para presenciar la recreación de la pasión de Jesucristo.
Papeles de colores amarrados en los postes de luz, guiaban el camino hasta el santuario de la Virgen de Guadalupe, ubicado sobre un cerrito, como lo llaman los vecinos.
Minutos después de la una de la tarde, frente aquel santuario, un silencio se apoderó de los presentes. La hora esperada había llegado, en medio de dos ladrones, fue crucificado el hijo de Dios, quien perdió la vida para salvar la nuestra.
Aunque tristes, los fieles se retiraron un agradable sabor de boca, ante la presentación del coro llamado Apóstoles del Señor, el cual esta conformado desde pequeños de 11 años hasta jóvenes de 30.