Agencias
Montreal, CANADÁ.- La pobre creación de empleos, el estancamiento salarial y el costo de los programas de pensiones de las empresas en Estados Unidos constituyen el ?eslabón débil? de la globalización, según el experto estadounidense Stephen Roach.
La coyuntura de la economía estadounidense, que lleva 49 meses de expansión -el cuarto ciclo largo de los más recientes: 1961, 1976, 1982 y 1991-, se caracteriza por una pobre creación de empleos y el estancamiento en el aumento de los salarios.
En un análisis, Roach, economista jefe de Morgan Stanley de Nueva York, destacó que mientras en los últimos 18 meses se crearon 197 mil empleos mensuales, en los precedentes ciclos, y con menor población, se generaban 210 mil empleos. Si el promedio de creación de empleos de los ciclos anteriores se traslada a una escala poblacional como la actual, el crecimiento económico debería implicar la creación de 325 mil empleos al mes.
Muchos de los empleos creados en los últimos meses, además, pertenecen a los sectores de servicios peor pagados, como los restaurantes.
Si los primeros dos años de la expansión que comenzó en noviembre de 2001 fueron calificados de ?recuperación sin empleos?, en el plano de los salarios ha sido ?una recuperación sin aumentos?.
El índice del costo del empleo (ICE) del sector privado -que Roach define como el mejor termómetro para medir las tasas de salarios pagados a los trabajadores-, tuvo un aumento de 2.2 por ciento en los 12 meses que finalizaron en septiembre de 2005.
Esta es la tasa más baja de aumento salarial medida por el ICE desde que este índice fue creado, hace 25 años, y similar a la inflación.
Roach apuntó que esta combinación de pobre creación de empleos y salarios estancados ?está poniendo una tremenda presión sobre los hogares estadunidenses?. En el tercer trimestre de 2005, los pagos del sector privado por salarios, seguridad social, primas de salud, pensiones, seguros y otros beneficios sumaron 65 por ciento del ingreso personal disponible total, el componente principal de la demanda interna.
Esto permite observar que en los últimos cuatro años de expansión económica, la compensación pagada por el sector privado aumentó 11 por ciento en términos reales, 8.0 por ciento menos que en los anteriores ciclos de crecimiento comparables.
Los empleados y trabajadores han dejado de percibir unos 335 mil millones de dólares, añadió el experto. A ello se suma el aumento de la disparidad en la distribución del ingreso: 43 por ciento del millón 779 mil empleos creados en 2005 se concentró en la parte inferior del espectro laboral: restaurantes, agencias de empleos, personal de salud y asistencia social.
Otro 24 por ciento de la creación de empleos fue asumida por el sector financiero, la construcción y la rama de ventas inmobiliarias, tres fuentes no estables en materia de empleos, según el economista.
Esta realidad es producto de la ?flexibilidad laboral? creada por las ?plataformas de producción? en Asia que están sustituyendo a las industrias manufactureras y de servicios, entre ellas las de alto contenido técnico. Señaló que este fenómeno es uno de los productos de los avances tecnológicos de la automatización, la informática e Internet, y de la globalización.
Por esto la rama manufacturera estadounidense emplea ahora 10.6 por ciento del total de la mano de obra no campesina, un tercio del porcentaje de 1970, recordó Roach. Las implicaciones de este desenvolvimiento son profundas: el estadounidense adicto al consumo y sin ingresos estables ha estado extrayendo dinero de sus haberes -en particular de las casas que aumentaron de precio- para seguir consumiendo, según el economista.
Hipotecas, una bomba de tiempo
El especialista Stephen Roach citó el estimado de la Reserva Federal, que evalúa en 600 mil millones de dólares la extracción de dinero de las casas mediante las re-hipotecas, lo que compensó ampliamente la falta de aumento de los ingresos laborales.
Si el mercado inmobiliario se debilita y aumentan los costos del financiamiento, lo que es probable, esta extracción de dinero de los bienes se disipará y los consumidores muy endeudados tendrán que ajustarse a un consumo menor y volver a ahorrar.
Esta transición de la economía, que debería haber ocurrido mucho antes, significará un menor crecimiento económico en el futuro previsible, lo que quizá ocurre con el descenso en la contratación de mano de obra que se ha visto en los últimos cuatro meses.
Si esto se constata, según Roach, el próximo presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, crítico de la deflación, no hará más ajustes, los bonos se fortalecerán, las acciones serán afectadas por una caída en las ganancias y el dólar bajará aún más. Sólo una espontánea y poderosa regeneración del ingreso laboral permitirá que la economía estadounidense evite este desenlace, algo que no sucederá a menos que se recurra al proteccionismo y ponga término a la exportación de empleos, indicó el economista.
La globalización impone un nuevo paradigma de supervivencia competitiva en los países desarrollados con altos costos de mano de obra, y Estados Unidos, con su sistema abierto y flexible, está en la posición más vulnerable para enfrentar el reto y responder a las presiones competitivas. No sólo son los empleos y los salarios reales, sino que a esto hay que agregarle los costos del sistema privado de salud y de las pensiones para los trabajadores existentes y en retiro, según Roach.
Recordó que IBM y Verizon se unieron a otras grandes firmas estadounidenses que han congelado las pensiones de sus jubilados, lo que es otro signo de que las empresas no tienen otra posibilidad que ?reescribir el contrato social? para sobrevivir a nivel competitivo.
Esto es el fin de la importancia del aspecto laboral -en términos del factor que estimuló el crecimiento económico-, como lo hemos conocido, subrayó Roach en su análisis.
Dada la importancia que la demanda estadounidense, por el alto consumo de sus habitantes, ha tenido en la expansión del comercio internacional y en crear las bases de la globalización, un cambio en este factor tendrá sin dudas consecuencias globales, advirtió.
