En el año que acaba de terminar México exportó 213 mil 700 millones de dólares, 13.7 por ciento más que el año anterior. Las exportaciones petroleras fueron por 23 mil millones de dólares, casi 14 por ciento más que en 2004, pero a diferencia de otros tiempos en que las exportaciones petroleras eran hasta el 80 por ciento del total de exportaciones, en 2005 las exportaciones no petroleras fueron por 132 mil millones de dólares, por lo que las petroleras representaron el diez por ciento del total.
Crecieron las exportaciones de todos los sectores: el agropecuario el 8.7 por ciento, el de industrias extractivas 40 por ciento y el de manufacturas 8.3 por ciento.
Fue un buen año, además, porque se recuperó la exportación de manufacturas, sobre todo la venta al exterior de vehículos por los importadores americanos.
Los bienes intermedios que son los insumos que se incorporan en la producción de la planta industrial del país, crecieron 9.4 por ciento impulsados en buena medida por las exportaciones.
La importación de bienes de consumo creció el 26 por ciento y la inversión de bienes de capital creció 16.6 por ciento. La manera como han crecido las importaciones de bienes de consumo y bienes de capital indican que la demanda interna crece a un paso relativamente firme.
La inversión de bienes de capital, que se había rezagado un tanto en el curso del año, fue, al final de diciembre de 2005, de más de 16 mil millones de dólares.
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Pemex puede dejar de importar gasolinas entre 2010 y el 2012 y convertirse en exportador neto de otros productos petroleros como turbosina y diesel. Para lograrlo se necesita llevar a cabo la reconfiguración de las refinerías de Cadereyta, Salamanca, Tula, Salina Cruz y Minatitlán, así como la construcción de una nueva unidad de refinación que tenga la capacidad de procesar 150 mil barriles suplementarios.
Ya se comenzaron los trabajos de Minatitlán. La inversión será de dos mil doscientos millones de dólares para la construcción de once nuevas plantas de proceso y de servicios auxiliares, un oleoducto y un gasoducto. Ya se han invertido 285 millones de dólares, el 14 por ciento del total y para el cierre del año se habrá invertido 890 millones.
La continuación de las inversiones dependerá de la siguiente Administración, pero la actual va a dejar terminadas las ingenierías básicas de los proyectos.
Se acaba de publicar, además el Programa de Reactivación de la Industria Petroquímica, en la que se invertirán más de dos mil millones de dólares para proyectos en ejecución, otros que se están terminando y el Nuevo Fénix. Sin gran publicidad siete de los proyectos incluidos en el programa ya están terminados, otros corresponden a trabajos de mantenimiento y modernización de plantas que ya están trabajando y cinco más están en ejecución.
Uno de los proyectos que planeó la Administración anterior y que se construyó en la Administración actual es la planta Swing de Petroquímica Morelos.
Esa planta con su capacidad de producción de trescientos mil toneladas anuales de polietileno y cuyas ventas se calculan en 240 millones de dólares, sustituye el total de importaciones de ese producto.
Hace meses se presentó un proyecto que se denominó El Fénix. Pero los legisladores lo rechazaron y el proyecto se suspendió.
El director de Pemex acaba de relanzarlo, pero modificado, aprovechando las tecnologías recientemente perfeccionadas, optimizando la productividad de la infraestructura existente, ahorrando en la inversión y conservando el esquema de asociación con particulares.
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México exportó dulces a Estados Unidos por 275 millones de dólares en 2005. Resulta curioso constatar que la baja en el precio del azúcar permitió el aumento de las exportaciones, los dulceros pagaron 400 dólares la tonelada de azúcar, lo que los hizo muy competitivos en el exterior.
Se exportan dulces macizos, suaves, bombones, chocolates y chocolate blando y los productos mexicanos representan el 22 por ciento del mercado americano.
La penetración en el mercado americano se debe a la innovación de productos y al mercado de “nostalgia”.
Los dulces típicos de las regiones mexicanas tienen excelente aceptación entre migrantes que los consumen recordando su patria chica, la región de México de donde son originarios.
