Una de las causas del subdesarrollo es la dependencia tecnológica.
Es el caso de México. Tenemos muy pocas empresas que además de promover la venta de sus productos se dediquen a la investigación. Hay un cierto nivel de investigación, pero quienes la realizan son compañías extranjeras que tienen plantas en nuestro país.
La excepción que confirma la regla es el laboratorio Silanes. Acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Tecnología.
En medio de las grandes compañías tiene una muy sólida participación en el negocio farmacéutico. Se ha especializado en la fabricación de antivenenos contra picaduras de animales ponzoñosos como alacranes, arañas y víboras. Como es un segmento poco estudiado, la compañía ha tenido la posibilidad de exportar a Estados Unidos, América Latina, Australia, África y Oriente Medio. En Estados Unidos y en la Unión Europea se vende en forma restringida porque se están consiguiendo el registro de estos antivenenos.
La compañía se inició con vitamínicos y sigue con ellos. Ahora tiene antidiabéticos. De esos medicamentos fabrica 620 millones de pastillas, beneficiando a seiscientos mil pacientes. Ahora maneja también antirrelajantes y antiinflamatorios.
Silanes da trabajo a 750 empleados y factura cien millones de dólares al año. Invierte el ocho por ciento de sus ingresos a investigación y en 2005 registró siete nuevos productos. Tiene plantas en Toluca, en Civac, en Tlalpan y dos en el Estado de México. Sus exportaciones representan el diez por ciento de su facturación, pero su meta para los próximos siete años es la exportación del cincuenta por ciento de su producción.
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En estos días también se dio el premio nacional de exportación a las empresas que por su esfuerzo y creatividad diversifican la venta de productos mexicanos en el exterior. El premio se otorga en tres niveles, a industrias pequeñas que exportan hasta 30 millones de pesos, a industrias medianas, que exportan hasta cien millones y a industrias grandes que exportan más de ciento cincuenta millones.
La competencia exterior es muy cerrada, por inversiones, por empleos y por mercados. Triunfar en esa competencia exige un esfuerzo y una organización excelentes. El Premio Nacional de exportación se otorga por un pánel de sesenta especialistas en comercio exterior, finanzas, calidad y tecnología.
Hay en México unas nueve mil empresas que venden en el exterior y quinientas realizan la mitad de las exportaciones totales. En el año 2005, México exportó mercancías y servicios por 214 mil millones de dólares. Si consideramos que quinientas grandes empresas exportaron la mitad de esa cifra, las empresas pequeñas de todo tipo exportaron el año pasado más de mil millones de dólares, cantidad suficiente para afirmar que el Comercio Exterior es un éxito en México.
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Una zona binacional donde mexicanos y estadounidenses pudieran trabajar juntos, por el momento parece imposible. Con todo, los gobiernos de Chihuahua y de Texas e incluso los gobiernos federales de ambos países lo están intentando. Se trata de expandir diez veces la zona de libre comercio en la frontera de El Paso-Ciudad Juárez, para que sin papeles ni condiciones puedan trabajar en la zona gente de cualquiera de las dos nacionalidades. Andando al tiempo los trabajadores mexicanos de la zona podrían sacar su pasaporte para ir a trabajar a cualquier punto de la Federación Americana.
En Estados Unidos el mercado de trabajo está cambiando rápidamente.
En el reciente Foro Económico Mundial de Davos, la empresa Manpower de recursos humanos, una de las más grandes del mundo, dijo que en el término de diez años la Unión Americana tendrá un déficit de más de un millón de enfermeras y de más de cuatrocientos mil plomeros. Pero lo extraordinario de esta noticia es el hecho de que según esa compañía serán mexicanos los que entrarán a la Unión Americana para cubrir esos puestos.
Por otra parte está descendiendo el número de personas de edad que pueden conservar su trabajo o que logran encontrar un nuevo puesto y hay amplias zonas de la Unión Americana que han perdido miles de puestos de trabajo por el cierre de las fábricas que han emigrado a los países emergentes, buscando salarios más bajos para seguir siendo competitivos. En México la industria maquiladora después de haber tenido un auge inicial muy importante, entró en crisis, pues los salarios de otros países eran menores a los que aquí se pagaban.
Con todo la “bonanza” regresó porque la calidad de la mano de obra mexicana y la especialización que exigen muchos productos provocaron que muchas fábricas regresaran y que nuevas empresas se hayan incorporado al esquema de maquila.
