El balance mundialista de Michael Ballack tiene luces y sombras ya que, aunque trabajó y se sacrificó partido tras partido por su equipo y se ha ganado el respeto como conductor, no llegó a brillar en ningún momento ni a colmar las expectativas que se habían depositado en él como líder de la selección alemana.
BERLÍN, ALEMANIA
EFE
Ballack, que es todavía el máximo goleador de la actual selección alemana con 31 tantos, no ha llegado a marcar un solo gol en el mundial, a falta del partido por el tercer puesto.
En lo ofensivo, además, sus pases con demasiada frecuencia no llegaron a su destino y, en el partido decisivo frente a Italia que dejó a Alemania fuera de la final, no logró imponer su personalidad en el centro del campo, perdiendo claramente el duelo frente a Gennaro Gatusso.
Una de sus grandes virtudes, el remate de cabeza, no se vio nunca, en parte porque ya todas las defensas del mundo lo saben y se cuidan del peligro que eso implica.
Al lado de esos aspectos negativos habría que destacar que, en lo positivo, su aporte al trabajo de recuperación de balones, en sociedad permanente con Torsten Frings, fue enorme en muchos partidos.
Ballack, en parte por propia iniciativa y como reacción a la necesidad de paliar los problemas defensivos que Alemania tenía todavía al comienzo del torneo, redujo sus aportes a la ofensiva que se limitaron en buena parte a pases largos desde el centro del campo o a abrir balones hacia las bandas y rara vez se le vio aparecer en el área contraria.
En una ocasión, interrogado al respecto, Ballack afirmó que, aunque los jugadores ofensivos son siempre los que más destacan, todo equipo necesita jugadores que cumplan otras funciones menos vistosas.
El seleccionador Jürgen Klinsmann defendió durante todo el torneo el papel de Ballack diciendo que, cuando el capitán está el campo, todos los otros empiezan a jugar automáticamente mejor.
Sin embargo, es claro de que las expectativas depositadas en él eran más grandes. Lo que no es tan claro es si esas expectativas eran justificadas.
Ballack es un jugador sin duda con grandes condiciones -remata con ambas piernas, es un excelente definidor de cabeza, es buen recuperador de balón y tiene visión para organizar el juego de su equipo- pero hay algo en lo que siempre parece quedarse corto, como si estuviera a punto de llegar a ser un grande.