EL PAÍS
PARÍS, FRANCIA.- A mal tiempo, buena cara. El primer ministro francés, Dominique de Villepin, cumplió un año al frente del Gobierno y los últimos sondeos le adjudican la cuota de popularidad más baja de todo su mandato que, a su vez, es casi un récord absoluto: un 17 por ciento. Le queda el consuelo de que quien le nombró para el cargo, poco después del no al Tratado Constiutucional Europeo, el presidente Jacques Chirac, acaba de batir el récord de impopularidad de un jefe del Estado en los últimos 50 años: sólo confía en él un 17 por ciento de los franceses y un 77 por ciento suspende su acción de Gobierno.
En su cita mensual con los medios de comunicación, Villepin se mostró optimista, combativo y defendió su gestión, especialmente el descenso del desempleo. El paro ha bajado del diez por ciento al 9.3 por ciento en un año. Pero la salud política del primer ministro es tan precaria, que ni siquiera los suyos le dejan apuntarse este tanto.
Derrotado por la calle, el pasado mes de abril, en el pulso sobre el contrato para jóvenes e involucrado ahora en el escándalo del caso Clearstream, por el que supuestamente quiso acusar a su rival el ministro del Interior Nicolás Sarkozy en un falso caso de corrupción, los diputados de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) ofrecieron un aplauso atronador al ministro de Cohesión Social, Jean Louis Borloo, cuando presentó las cifras del desempleo, e ignoraron olímpicamente al primer ministro.
Jean Luis Gergorin, el supuesto autor de las falsas listas bancarias que involucraban a Sarkozy y otros políticos y empresarios, cuya confesión podría implicar definitivamente al primer ministro en el escándalo, pasó ayer a custodia judicial tras permanecer dos días detenido declarando ante la Policía. A última hora de la tarde seguía sin conocerse la decisión de los jueces Jean Marie d?Huy y Henri Pons.
Pero la ola de impopularidad de la derecha gobernante incluso está afectando a Sarkozy, su gran rival, que ha visto cómo su cuota caía también cuatro puntos, hasta un 46 por ciento. En este contexto, la socialista Ségolene Royal, que encabeza en estos momentos todas las encuestas de cara a las elecciones presidenciales del año próximo, ha decidido entrar a competir con la derecha en su propio terreno, el de la delincuencia y la inseguridad, y rompiendo un tabú muy típico de la izquierda, pronunciarse en favor de endurecer las medidas represivas contra los delincuentes juveniles.