En México, como en muchos países, lo urgente siempre se impone sobre lo importante. La falta de capacidad del Estado para planear y construir el futuro de la nación ha redundado en un ejercicio gubernamental enfrascado en la inmediatez, en donde los problemas se atienden hasta que hacen crisis o estallan. La prevención de las situaciones extremas nunca ha sido el fuerte de este país.
Las pensiones son una bomba de tiempo financiera. Así lo muestra un informe de la Auditoría Superior de la Federación en el que se establece que nueve de los 14 sistemas federales de jubilaciones y pensiones enfrentan un pasivo de cinco billones de pesos. Con mucho, el ISSSTE es la institución que muestra el problema más grave con 4.1 billones. Le siguen el IMSS y Pemex con 428 millones y 223 millones de pesos, respectivamente. Luego vienen la CFE, Luz y Fuerza del Centro, Nacional Financiera, Bancomext, Bansefi y Sociedad Hipotecaria Federal.
La situación se torna más difícil al observar que los nueve organismos gubernamentales sólo cuentan en sus fondos para el retiro con 38 mil 309.3 millones de pesos, que equivale apenas al 0.7 por ciento del inmenso pasivo.
Más grave aún se vuelve el problema con las proyecciones. El número de jubilados y pensionados de las citadas dependencias hoy es de 757 mil 88; para el año 2020 se espera que en el país haya seis millones 400 mil jubilados en el sistema federal que, además de los institutos ya citados, incluye a Banobras, Banjército, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Banco de México.
La pregunta salta de inmediato: ¿cómo le va a hacer el Estado para enfrentar este complicado futuro? Un dato más para incrementar el pesimismo: la deuda actual de los sistemas de pensiones en México equivale a más del cien por ciento del Producto Interno Bruto y cada año se agrava.
Si este problema no es atendido a partir de ya, la bomba de tiempo explotará más temprano que tarde y sus consecuencias económicas y sociales serán funestas. Por eso es necesario desechar de una vez por todas la visión de inmediatez que tanto daño ha hecho y afrontar a partir de ahora los problemas nacionales, como el de las pensiones, con una perspectiva de largo plazo, con el fin de prevenir una crisis.
