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Brasil busca el sexto título

Humberto Vázquez Frayre

ESTRATEGIA| PARREIRA PLANTEA LOS PARTIDOS DE MANERA DIFERENTE A ESCOLARI.

Plagado de estrellas, Brasil es amplio favorito no sólo en su grupo, sino para la Copa del Mundo.

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- El Grupo F presenta a los pentacampeones brasileños como los grandes favoritos, no sólo para acceder a la segunda ronda, sino para conquistar su sexto título con un equipo plagado de grandes estrellas. Los amazónicos han jugado las últimas tres finales de los mundiales, proclamándose ganadores en dos y la más reciente en suelo asiático, que por más increíble que parezca, no le aseguró de manera automática su participación en la competición germana.

No tendrá muchos problemas para superar a sus rivales en la primera ronda, con una Australia que regresa al panorama mundial después de 32 años; los impetuosos japoneses que no fungirán ahora como locales tal cual aconteció en la pasada justa, y los croatas, que prometen dar batalla como hace dos mundiales, cuando alcanzaron el tercer lugar.

El técnico de Brasil, Carlos Alberto Parriera, en su vuelta a la selección verdeamarelha, tendrá la difícil misión de administrar un elenco de estrellas con sus gigantescos egos y vanidades, para que con un sabio pero firme discurso, dejar a un equipo motivado casi invencible. Este conjunto desea rescatar el ?jogo bonito?, con jugadores de la talla de Adriano, Kaká, Ronaldo, Robinho y Ronaldinho, en su mejor forma futbolística como propietario del ?Balón de Oro? y máximo candidato a repetir en 2005 el título de mejor jugador del mundo.

Con estas figuras, la selección de Parreira encaró las eliminatorias sudamericanas, que terminaron con una goleada por 3-0 a Venezuela y el primer puesto de la clasificación, que Argentina prácticamente había monopolizado. Brasileños y argentinos terminaron empatados con 34 puntos, pero el equipo ?canarinho? tuvo un mejor saldo de goles (18 contra 12 de los pamperos).

Con una plantilla definida y fogueada, el seleccionador apenas se toma el tiempo para definir el once inicial ante los croatas el 13 de junio en Berlín, a donde esperan regresar para el partido de la gran final. Brasil que conquistó el quinto título mundial de su historia con un esquema de tres zagueros, cinco medios y dos arietes, ha desempolvado desde las eliminatorias el ya clásico 4-4-2. La propuesta de Parreira deja de lado la marca a presión que encantaba a Luiz Felipe Scolari y plantea coordinados cierres de espacios con una propuesta de defensa en zona.

De la mitad para arriba emergen la cadencia y el racionalismo para asociarse en torno al balón, llegar tocando hasta el área enemiga y matar en una buena combinación de talento técnico, especialmente de las artistas de este equipo de ensueño.

Croacia

De las selecciones de los países con menor extensión y población que asistirán a Alemania, sin duda Croacia puede presumir de ser la que mejor papel ha desempeñado, desde que fuera admitida por la Unión Europea de Futbol Asociado (UEFA) y la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) para intervenir en todas las competiciones oficiales, luego de la desaparición de Yugoslavia.

Croacia ha sido contundente en las eliminatorias tanto de Mundiales como de Eurocopas, ya que de seis competiciones para las que ha intentado calificarse, se ha metido en las fases finales cinco veces, mientras que en la única ocasión que no lo consiguió (Holanda y Bélgica 2000), le faltó un gol en el encuentro decisivo ante sus hermanos de Serbia y Montenegro, que para no variar jugarán de manera independiente después de la justa.

En Alemania cerca de sus fronteras, Croacia sumará su tercer Mundial consecutivo, en las distintas eliminatorias desde su debut en septiembre de 1994 ha sufrido sólo cinco derrotas, de las cuales en camino a la Copa del Mundo nada más que una, en septiembre de 1997 en Dinamarca. Entre sus logros destaca su condición de invicto en los partidos jugados en casa. De los 28 jugados en su feudo, Croacia ha ganado 19 y empatado nueve, lo que le convierte en el único equipo europeo que no conoce la derrota en su propio país desde 1994. En las pasadas eliminatorias, la selección croata ha quedado primera en un complicado Grupo Ocho, por delante de Suecia, Hungría, Bulgaria, Islandia y Malta.

Los dirigidos por Zlatko Kranjcar han registrado un porcentaje del 80 por ciento y comparten el cuarto puesto con Suecia y Polonia. Cualquier selección de futbol croata será siempre comparada con la generación de Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Prosinecki y Robert Jarni, que en el Mundial de Francia logró una excelente tercera plaza, además tuteando a Francia en las semifinales.

El equipo actual no dispone del mismo talento de aquel, pero tiene una solidez y mentalidad ganadora, que casi le eleva al mismo nivel que la de los años noventa. Kranjcar que ocupa este cargo desde julio de 2004, hace bien en no interferir demasiado en las aptitudes de sus jugadores, limitándose a utilizar sus mejores cualidades y a colocar cada uno en su sitio, siempre en el esquema del 3-5-2 ó 3-4-1-2.

El puesto del portero está bien cubierto sea por Butina o Pletikosa, aunque ninguno llega a igualar al antiguo Drazen Ladic. La defensa es el punto fuerte y una garantía de que Croacia difícilmente será goleada. El ataque es muy interesante y prometedor, con la excepción de que el heredero de Alen Boksic, Ivica Olic, se recupera de una lesión de ligamentos cruzados. El punto álgido sigue siendo el centro del campo. El joven Niko Kranjcar tiene talento y pegada, pero deja mucho qué desear en cuanto a combatividad.

Australia

Después de casi 32 años de fracasos, decepciones y amarguras, Australia logró clasificarse para una Copa del Mundo tras dejar en el camino a Uruguay, el único de los campeones mundiales de la historia que no estará presente en Alemania 2006. Los ?Socceroos? como se les conoce a los oceánicos, participaron por primera vez en el Mundial de Alemania 1974 y significativamente vuelven a hacerlo en tierras alemanas. Durante los mundiales de ausencia, varios entrenadores fueron contratados para lograr la esquiva calificación.

Después del serbio Rale Rasic, primer técnico en guiar a Australia a una Copa del Mundo, los australianos tuvieron en los ingleses John Green y Jimmy Shoulder, el alemán Rudi Gutendorf, el yugoslavo Frank Arok, el escocés Eddie Thomson, y el australiano Frank Farina, a técnicos que no lograron cristalizar el sueño añorado por todos los australianos. Con la llegada del holandés Guus Hiddink, Australia consiguió lo que parecía imposible en tan poco tiempo. Después de la Copa Confederaciones, a la que Australia acudió con Farina, Hiddink encontró un equipo quebrado moralmente y acostumbrado a practicar un sistema táctico rígido y sin variantes.

Pero en 16 semanas el entrenador holandés transformó el esquema con variantes tácticas y futbolistas que permitieron que el conjunto recobrase la confianza perdida. Con jugadores como el nuevo capitán Mark Viduka, que defiende al Middlesbrough de Inglaterra, su colega del Liverpool, Harry Kewell recuperados física y anímicamente, así como los volantes Jason Culina del PSV Eidhoven de Holanda, Marco Bresciano y Vice Grella del Parma de Italia, Australia pareció recuperar el potencial nunca desplegado totalmente en un campo de juego.

Bajo la dirección de Hiddink, Australia perdió por 1-0 frente a Uruguay en Montevideo, en el partido de ida de la eliminatoria Oceanía-Suramérica y ganó la revancha por 1-0 en Sydney, debiendo disputarse 30 minutos adicionales sin que se modificara el marcador. En la tanda de penaltis, los ?Socceroos? se impusieron por 4-2 ante la algarabía de los 83 mil espectadores que colmaron el Estadio Olímpico de esta ciudad. El fracaso de 1997 contra Irán y el de 2001 ante el mismo Uruguay, los dos más dolorosos de la historia del futbol australiano, ya han quedado en el olvido.

Japón

La selección japonesa que dirige el brasileño Artur Antunes Coimbra ?Zico?, pretende hacer vibrar a un país que hace sólo 13 años cuenta con una liga profesional de futbol, pero que con motivo del juego desplegado en el pasado Mundial, alberga esperanzas de lograr un buen papel en Alemania. Lo que ya es una pasión por el futbol comienza a adquirir magnitudes desconocidas, en un país en el que el beisbol (son los actuales campeones mundiales) y el sumo, son aún considerados como reyes del deporte en el Lejano Oriente.

Detrás de este fenómeno, la leyenda del futbol brasileño que tomó las riendas del equipo nipón tras la salida del francés Philippe Troussier, después del Mundial 2002, en el que por primera vez en su historia superó la primera ronda. El entrenador brasileño ha dotado al conjunto del sol naciente de una clara vocación ofensiva y emplea un atrevido sistema 3-4-2-1 en el que la defensa queda algo desguarnecida, convirtiéndose esta zona en el talón de Aquiles del equipo nipón.

Hidetoshi Nakata es el líder de Japón y su jugador más conocido dentro y fuera del país, tras jugar siete años en la Serie A Italiana, ahora defiende los colores del Bolton inglés. Se trata de un centrocampista organizador, con bastante vocación ofensiva y buen disparo. La otra estrella japonesa también milita en las islas británicas, Shunsuke Nakamura (Celtic de Escocia), elegido el segundo mejor jugador de Asia de la pasada temporada, que acompaña a Nakata en la zona medular, dando a esta parcela del terreno una calidad muy superior a la de cualquier otro.

?Zico? cuenta también con otros referentes en su juego, como su paisano Alessandro Santos, jugador lateral de origen brasileño, el medio Junichi Inamoto, del West Bromwich Albion, o el delantero del Hamburgo, Naohiro Takahara.

La comparecencia de Japón en Alemania será su tercera experiencia en un Mundial, en Francia 1998 jugó tres partidos y perdió todos contra Argentina (0-1), Croacia (0-1) y Jamaica (1-2), mientras que en 2002, como anfitrión alcanzó la eliminatoria de octavos tras coincidir en la primera fase con Bélgica, Túnez y Rusia. Los iraníes fueron los únicos capaces de ganar un partido a los nipones durante la fase de clasificación, aunque fueron incapaces de arrebatarle el primer puesto del grupo. La supremacía japonesa fue incontestable, con 11 victorias en 12 partidos, un total de 25 goles a favor y sólo cinco en contra.

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