Eduardo Galeano, novelista y poeta uruguayo, consigna en su libro ?Futbol, Sol y Sombra?, que los espectadores entraban a presenciar un juego con el sombrero en la mano mendingando que el espectáculo le entregara una buena jugada, que es la esencia del futbol y permite la esperanzadora finiquitación que termina con el tiro a gol y la explosión de júbilo del fanático que nos hace entender porque amamos el futbol.
Eso es lo que vimos ayer y nos sentimos complacidos de habernos dado un tiempo para ver el juego, Alemania un gran equipo y Costa Rica un digno rival, un 4 a 2 que tiene mucho que decirnos, y que aquellos que no lo vieron, no deben perderse la repetición del partido.
Vimos dos equipos muy diferentes en su estructura de juego, en donde Alemania mostró una estructura de juego con un portero, con dudas en las salidas, línea de cuatro en el fondo, cuatro volantes y dos delanteros, con un toque de balón muy especial, en cada jugada fue certero sin dividir la entrega del balón.
Todo esto propició un juego muy ofensivo con llegada hasta de seis jugadores, lo cual nos permitió ver un sinnúmero de tiros de media distancia, de los cuales dos terminaron en hermosos goles, que siempre recordaremos y comentaremos en las reuniones de amigos.
El futbol fluido de Alemania nos hizo pensar en el futbol sudamericano, algo muy difícil de alcanzar para los europeos. De lo negativo del cuadro teutón podemos mencionar la salida en línea de la defensiva, que permitió jugadas esporádicas del equipo de Costa Rica, que a más de uno lo llevó a pensar precipitadamente en un resultado sorpresivo.
Los ticos presentaron una formación muy defensiva, con un portero no muy seguro, con cinco en la defensiva, tres en la media y dos en la delantera, en donde Paulo Wanchope fue más protagonista que su compañero Ronald Gómez, ex jugador del Irapuato.
A pesar de tener un sinnúmero de gente atrás, no logró ser sólido defensivamente, apostó a la salida rápida y nunca ocupó la salida por las bandas, Costa Rica no tuvo desborde y se le vio muy tímido desde el inicio del encuentro.
El escenario rebasó a la Selección tica, desde su formación inicial se le vio que sólo esperaba una sorpresa, con haber llegado a la justa mundialista cumplieron.
Que golazo, a los cinco minutos de iniciado el juego el medio campista Philipp Lahm, abrió la puerta de goles del presente Mundial con un soberbio remate desde el vértice del área izquierda, que dejó sin ninguna opción al portero Porras, ubicando el balón, porque si lo tiró ahí, en un ángulo difícil de detener. ¡Gracias Philipp!