Buenos Aires, (EFE).- Un grupo empresario argentino planea levantar en Buenos Aires un rascacielos de mil metros de altura, que puede convertirse en el más alto del mundo y construirse en una isla artificial sobre el Río de la Plata, el más ancho del planeta.
El proyecto, bautizado "Buenos Aires Fórum", tiene un costo aproximado de tres mil 300 millones de dólares y podría estar terminado en 2016, cuando se cumpla el bicentenario de la independencia de Argentina.
En sí, la torre sería el colofón a una iniciativa que incluirá la construcción de seis plataformas de 55 hectáreas cada una a cinco kilómetros de la costa del Río de la Plata, en las que habrá oficinas, viviendas, comercios, servicios hoteleros e incluso locales destinados a propuestas culturales y educativas con capacidad para 60 mil personas.
Estas islas, cada una de las cuales estará inspirada en un continente, se comunicarán con la ciudad a través de un viaducto y una línea de ferrocarril que discurrirá por debajo del lecho del río desde el aeropuerto situado en el histórico barrio porteño de Palermo, lo que añadirá un monto de 700 millones de dólares a la factura final de las obras.
Según explicó a EFE el promotor del proyecto, el arquitecto Julio Torcello, la idea de construir una torre de 200 pisos, "uno por cada año de independencia" del país, surgió de la "necesidad de poner a Argentina de nuevo en el mapa para que se convierta en un líder que aproxime la región a los países del primer mundo".
Esta revolución urbanística contribuirá al desarrollo del país y a situarlo de nuevo entre las naciones más ricas e importantes del mundo, como lo fue hace un siglo, opinó el titular del Grupo Torcello.
"El problema de Buenos Aires es que todavía vive de los logros del pasado, por ello debemos despertarnos al mundo moderno y refundar la ciudad con nuevos y grandes proyectos. Una de las labores en este sentido es despertar a ciertas clases políticas y económicas", añadió el arquitecto.
Los planes para conseguir los fondos necesarios para llevar a cabo el proyecto son también "revolucionarios", según su promotor, pues se partirá de la iniciativa privada y de los mercados internacionales para lograr reunir el dinero y luego se solicitará al Estado argentino la creación de una Agencia Nacional de Desarrollo que regule el desarrollo de la obra.
Eso sí, una de las principales tareas será "lograr un cambio de escala y de la estructura del pensamiento del país y de la región, casi un cambio cultural, para que empiecen a ver más allá del corto plazo", razonó Torcello.
Hasta el momento participan del proyecto diversas empresas extranjeras, tanto financieras como gestoras de transporte, ingenierías y de la construcción.
La iniciativa ha generado cierto debate en el país y desde los foros de arquitectura en Internet hasta la sección de cartas al director de los diarios locales se debaten los pros y contras de semejante construcción.
Así, hay quien la considera una buena idea para reactivar la economía y devolver el orgullo y la ilusión por algo al país, mientras que otros dudan no sólo de su viabilidad, sino de la capacidad para elaborarlo en una ciudad donde todavía hay zonas sin alcantarillado y sin servicios de agua potable.