Algunos colaboradores cercanos del presidente Vicente Fox, incluso él mismo, vivieron una metamorfosis durante el "Gobierno del Cambio".
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- La transformación fue paulatina, discreta y en ciertos casos, desapercibida a primera vista, pero algunos colaboradores cercanos del presidente Vicente Fox, incluso él mismo, vivieron una metamorfosis en los años del llamado, paradójicamente, Gobierno del Cambio.
Miembros del Gabinete legal y ampliado, del equipo del denominado staff de Los Pinos, y hasta en integrantes de la oficina de apoyo de la primera dama, enfrentaron, voluntaria e involuntariamente, cambios en su apariencia física, con peinados o maquillajes diferentes, cirugías estéticas o en su forma de vestir.
Con el paso del sexenio estos cambios comenzaron a ser notorios y en ocasiones centro de la conversación o simplemente de comentarios frívolos.
Así, algunos de los hombres y mujeres cercanos al presidente Fox hicieron cambios para contrarrestar el paso del tiempo, aunque otros sólo para mejorar su imagen personal o su autoestima, en un Gobierno en el que enfrentaron, en muchos casos, el constante golpeteo político o el descrédito por su actividad pública.
El propio presidente Fox y su esposa Marta Sahagún también registraron cambios que fueron notorios para muchos.
Fox perdió parte de su cabello, el que en ocasiones teñía de negro; el poblado bigote que le dio ese toque campirano se le fue aclarando, mientras las líneas de expresión se le fueron acentuando.
Su esposa, se sometió a discretas cirugías estéticas para corregir arrugas en el rostro, o simplemente hizo cambios en el peinado. Dejó a un lado el fleco que lució el tiempo que se desempeñó como vocera de Los Pinos, y que luego recogió para dejar su frente al descubierto, ya como esposa del presidente Fox.
Incluso cambió el Martha por el Marta, sin la hache intermedia, y el Jiménez ?su segundo apellido- lo dejó a un lado para asumir el ?De Fox?, a partir del dos de julio de 2001, cuando contrajo matrimonio con el jefe del Ejecutivo Federal.
Una de las transformaciones más notorias se dio en su forma de vestir, que incluso desató un debate nacional sobre los recursos con los que se adquiría su costosa vestimenta.
De los atuendos austeros e informales, aunque sobrios que utilizó durante la campaña y los primeros meses del Gobierno de Fox, Marta Sahagún pasó a vestir diseños de las marcas más exclusivas, incluyendo Chanel o Dior, y a utilizar accesorios tan caros como los que producen las firmas Louis Vuitton o Salvatore Ferragamo.
El presidente Fox combinó el vestuario de vaquero, con sobrero texano, botas y jeans, con los trajes Ermenegildo Zegna, que lucía en los actos formales.
La lesión en la espalda que lo llevó al quirófano en marzo de 2003, orilló al mandatario a cambiar las botas vaqueras ?que incluso utilizó en cenas de gala como las botas de charol que vistió en una recepción con los Reyes de España- por zapatos de suela de goma y tacón bajo.
Quizá uno de los casos más visibles es el del portavoz presidencial, Rubén Aguilar, quien dejó en el armario los pantalones de mezclilla y las camisas informales, que vestía de manera regular, para lucir casi a diario trajes de marca, corbata y camisas de diseñador; además se rasuró el bigote, aunque en ocasiones se lo deja crecer.
Así, otros de sus colaboradores realizaron cambios en su apariencia física, uno de los más notorios el de la entonces secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, quien logró arrancarse varios kilos de más y transformó su look conservador, por uno más juvenil y sofisticado. Esta imagen la mantiene ahora como una de las colaboradoras más cercanas al presidente electo, Felipe Calderón.
El mismo John McCarthy, titular del Fondo Nacional de Turismo, y uno de los colaboradores más eficientes del presidente Fox, bajó unos kilos y se sometió a una cirugía de trasplante de cabello.
Pero más allá de los cambios de imagen, el paso del tiempo dejó su huella en todos y cada uno de los colaboradores del presidente Fox.
El ahora presidente electo, Felipe Calderón luce con el pelo canoso, pero más delgado que cuando ocupó la Secretaría de Energía, mientras que Santiago Creel enfrentó diversos cambios. Como secretario de Gobernación dejó crecer la barba y el bigote, para luego quitárselos como precandidato del PAN a la Presidencia. La fórmula la sigue haciendo.
Hubo algunos que optaron por no hacer nada para cambiar su imagen, entre ellos, el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez, quien prefirió conservar los muchos kilos de más que arrastra del desde el inicio de la Administración.
Otro, fue el secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, quien a la inversa de Tamez Reyes, se mantuvo en buena forma física, ejercitándose de manera cotidiana en el gimnasio.
Xóchitl Gálvez, titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas fue cambiante y radical en su forma de vestir. En ocasiones lucía vestidos típicos de las etnias del país y en otras, trajes sastre o formales.
Llegó al Gabinete presidencial con kilos de más y luego los perdió gracias a rigurosas dietas y al trote mañanero. Luego recuperó peso y después lo perdió. Y en esa dinámica se mantiene, es decir, gana y pierde peso.
En una situación similar se encuentran la secretaria de Desarrollo Social, Ana Teresa Aranda, y la encargada del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sari Bermúdez, quienes bajaron dramáticamente de peso y para luego, de la misma forma, recuperarlo.
El secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz modernizó su atuendo, pero nunca dejó los buenos trajes oscuros y sólo cambio el estilo de sus espejuelos. Se deshizo de unos grandes redondos de un material plástico, para lucir ahora unos en lo que casi no se nota el armazón.