Por segunda ocasión el Gobierno de Vicente Fox cede a los caprichos de Andrés Manuel López Obrador.
Primero fue la entrega de la ceremonia del 15 de septiembre al Gobierno del Distrito Federal en una negociación que nadie entendió porque Fox terminó ?huyendo? a Dolores Hidalgo, Guanajuato, a dar el ?Grito? en una noche lluviosa y desangelada.
Ahora se anuncia la cancelación del desfile deportivo del 20 de noviembre ante la posibilidad de armarse un conflicto con las huestes de López Obrador, quien ese día se declarará ?presidente legítimo? en el monumento a la Revolución.
Los seguidores de Fox hablan de una actitud prudente que evitará más tensiones, pero sus críticos lo acusan de asumir una posición blandengue que fortalecerá los ánimos del perredismo radical, empeñado en bloquear la toma de protesta de Felipe Calderón.
Tanto el ?Grito? como el desfile del 20 de noviembre son eventos de enorme tradición y fervor patrio.
Cualquier mexicano recuerda con emoción y nostalgia alguna experiencia vivida durante su niñez o juventud en relación a estas fechas con sabor muy mexicano.
Acudir a la plaza de su pueblo o ciudad la noche del 15 de septiembre para disfrutar los cohetes y la celebración del ?Grito? es parte de nuestra cultura. Y más para los capitalinos que tenían la oportunidad de ver de cerca al presidente en turno.
Los desfiles del 20 de noviembre son todavía más significativos. ¿Quién no se acuerda de aquellas jornadas de arduo esfuerzo para ensayar una marcha militar o practicar su deporte favorito, previo al desfile de la Revolución Mexicana?
Por suerte los cambios sufridos en ambas ceremonias fueron solamente en el Distrito Federal, no obstante existe el peligro de que en el futuro tales acciones se extiendan a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Como suele suceder en estos menesteres los funcionarios alternos intentaron justificar con argumentos poco sólidos la decisión presidencial.
Nelson Vargas, el titular de la Comisión Nacional del Deporte, descubrió en el último año del sexenio que este desfile era muy caro y poco práctico, y que por lo mismo su cancelación no afectaría en lo absoluto al deporte mexicano.
Incluso la campeona olímpica Ana Gabriela Guevara sostuvo que resultaba muy costoso trasladar a México a las estrellas mexicanas, pero sin recordar que para muchos mexicanos se trataba de la única ocasión que tienen para conocer de cerca a sus ídolos.
El desfile del 20 de noviembre será transformado en un discurso que el presidente Vicente Fox pronunciará en Los Pinos, vaya ni siquiera de algún lugar significativo como podría ser el Castillo de Chapultepec o en la ciudad natal de Francisco I. Madero.
A estas alturas nadie pensaría en el Monumento a la Revolución que será reservado en su para la ceremonia de don Andrés Manuel López Obrador, quien tendrá carta abierta para lucirse tal como lo hizo cuantas veces quiso desde el Zócalo capitalino.
Crucemos los dedos para que al aguerrido perredista, ya con la banda presidencial en el pecho, no se le ocurra cruzarse a Palacio Nacional y tomarlo como sede de su ?presidencia legítima?, tal cual lo anunció durante su campaña política.
Nada extraño sería entonces que el Gobierno foxista ordene el desalojo de las secretarías y dependencias que ocupan el Palacio Nacional al fin de permitir que don Andrés se acomode a sus anchas en los aposentos del histórico inmueble.
Si los perredistas secuestraron durante cuarenta días el Zócalo y las principales avenidas del Distrito Federal, ¿qué les cuesta tomar prestado el Palacio durante los próximos meses?
Así las cosas veremos si el primero de diciembre existen condiciones propicias para que el presidente electo Felipe Calderón tome las riendas del poder en México o de lo contrario si tendrá que pedirle permiso a Andrés Manuel para hospedarse en Los Pinos.
Envía tus comentarios a
josahealy@hotmail.com