En el de Coahuila la gente permanece aislada, encerrada entre las paredes de hule yvrealizando sólo dinámicas internas.
EL SIGLO DE TORREÓN
MÉXICO, DF.- Acceso restringido. Al campamento de Coahuila en el Zócalo nadie puede entrar. Dos hombres vigilan la puerta para evitar el paso: ?¿Adónde va??, preguntan a todo el que se acerca. Abundio Ramírez, dirigente estatal del PRD, asegura que dos militares se infiltraron, mientras que otros individuos ?navajearon? las paredes de hule que resguardan el lugar donde duermen por lo menos cien personas por día.
A diferencia del resto de los campamentos, en donde las actividades culturales y recreativas son constantes y cualquier persona tiene acceso a ellas, en el de Coahuila la gente permanece aislada, encerrada entre las paredes de hule y realizando sólo dinámicas internas.
Son las seis de la tarde en el Zócalo capitalino, en el día número trece del plantón como muestra de resistencia civil pacífica. Bajo los toldos y en las calles cercanas caminan miles de personas. Los sonidos de los distintos campamentos se confunden: música de salsa, cumbias, las voces de un video informativo, el rumor de la gente y gritos de los vendedores ambulantes. Como telón de fondo aparece Palacio Nacional con sus ventanas simétricas, idénticas, con sus toldos marrones. Y en el asta, la bandera nacional permanece inmóvil.
En una esquina, casi frente a la Catedral, está uno de los centros de acopio. Allí, todos los días llegan cientos de personas con alimentos y mantas para apoyar a los manifestantes. Quienes están a cargo los reciben con amabilidad. En el campamento de Coahuila la gente es hostil y asegura que comienza a sentirse paranoica. Está totalmente cerrado y sólo pueden entrar personas con gafete. Un letrero en la entrada dice: ?Sentimos las molestias que la construcción de la democracia le ocasiona?. Un poco más adentro, antes de que una enorme cortina de hule impida ver lo que sucede más allá, alcanza a leerse otro cartel: ?Seguridad. Rol de guardias?.
Beatriz González, dirigente del PRD en Piedras Negras, lo reconoce: ?Sí hay paranoia, porque ya nos agredieron en lo personal. Un vehículo se nos echó encima. ¿Cómo quieren que estemos si de repente hay gente que dice que viene a apoyar y a la mera hora nos agrede??.
Además de las personas con gafete, sólo el acceso a la prensa está permitido a este campamento. En el interior hay decenas de personas, camas improvisadas con tarimas y cobijas. Un rincón está habilitado como cocina. En las paredes se observa carteles con la fotografía de López Obrador y con la leyenda ?voto por voto, casilla por casilla?.
La hostilidad y la paranoia no son los únicos problemas en el campamento de Coahuila. Gaspar Vitela López, integrante del comité organizador, comenta que, luego de una autocrítica, se dieron cuenta que el egoísmo, la falta de solidaridad y de organización, dificultan la convivencia.
De pronto alguien grita. Son dos mujeres discutiendo. Salen del toldo, avientan la cortina de hule que cubre la entrada. Una de ellas llora. Algunos de sus compañeros las siguen e intentan tranquilizarlas.
?Sí es un tanto difícil convivir después de tantos días, agrega Vitela López. Y cómo lo resolvemos, así: vamos a promover estos valores: disciplina, tolerancia, participación, organización, diálogo y respeto?.
Abundio Ramírez insiste en que las instrucciones de la coordinación general son precisas: ?Hay seis delegaciones de los 31 estados que tienen muy relajada la disciplina. Yo le digo esto porque se ha detectado a militares infiltrados dentro de los campamentos. Obviamente tomando fotografías, viendo cuántas personas son, quiénes son los dirigentes. Al contrario: hay seis campamentos que van a ser sancionados, inclusive sus dirigentes, por cuestiones de seguridad?.
En el hacinamiento, comenta, la convivencia es difícil, ?hay más de cinco mil gentes de Gobernación al pendiente de esto (de los campamentos). Ha habido muchas provocaciones. Este campamento está cumpliendo con las medidas de seguridad. No hay que generalizar: Aquí no hay hostilidad hacia nadie, hay hospitalidad y todo lo que se recibe (de) donativos y alimentos se está revisando por cuestiones de seguridad aquí en el centro de acopio?.
Juan Pablo Alderete, coordinador de seguridad de los 47 campamentos, originario de Piedras Negras asegura: ?Muchos reporteros no escriben lo que decimos, por eso vemos una cámara y decimos ?van a poner que no hay nadie en el campamento?. Cuando salimos a volantear los compañeros se quedan solos y vienen en ese momento y toman y dicen ?no hay nadie en los campamentos, Andrés Manuel se está quedando solo? y eso no cierto?.
De afuera llega el ruido de la vida habitual en los campamentos. Pero además, alguien irrumpe bajo el toldo. Diecinueve personas más vienen a reforzar la resistencia civil pacífica: ocho de Piedras Negras, once de Torreón.