No era necesario enfermarlo, ni saber cuál fue su verdadero malestar, ni si el que él dijo, para relevarlo de candidato presidencial del PRI; porque Madrazo no aceptaría y a estas alturas sólo un deschavetado querría asumir una competencia que está perdida.
Es tal la olla de grillos dentro del tricolor, que no se aguantan entre sí pues jamás estuvieron sin un Presidente de la República, su jefe real, ni con un abanderado que da lástima, porque compite en idénticas circunstancias que sus contrarios. Hace seis años ni se imaginaban que fuera a perder Labastida; creyeron que iba en caballo de hacienda.
De haber ganado Pancho, Roberto no sería candidato; simplemente no se tragan.
Mas todo fue al revés. Con Pancho el PRI perdió el poder y a su jefe indiscutido. Ahí Madrazo planeó apoderarse del tricolor, le ganó a Beatriz Paredes la presidencia del CEN, y en vez de democratizarlo y convertirlo en auténtico partido, se erigió en árbitro supremo -como eran los Presidentes priistas- y desde ahí sólo sus chicharrones truenan.
Luego se autodestapó candidato e hizo a un lado a sus opositores, por la buena o la mala, sin importarle dejar muchos resentidos en el camino, que hoy no lo tragan.
Le faltó apertura para aceptar a priistas de todas las corrientes, no sólo de la suya y perdió la ocasión para ser el candidato de todos; por lo que ahora muchos le regatean su apoyo.
Tampoco resultó el más idóneo ni el Madrazo jugado y entrón que hizo creer, y dio al traste con la campaña.
Gobernadores, candidatos y priistas en general se cansaron de esperar que suba en las encuestas; al contrario, cada vez se hunde más. La que publicó EL Universal el lunes 15 lo ratificó en el tercer lugar, a 18 puntos de Calderón (39-21).
A la anunciada reunión de los 17 gobernadores priistas en Ixtapan de la Sal el jueves 18 para analizar su posible relevo no acudieron los madracistas y la reventaron, y lo mejor será que Roberto se rasque con sus uñas, pues la mayoría de ellos se dedicará a apoyar a sus candidatos a congresistas federales para evitar que su caída los arrastre y el PRI vaya a tener la representación más reducida de su historia en el Congreso.
Y es que el PRI, huérfano de Papá Grande, perdió la oportunidad de convertirse en la oposición inteligente y constructiva que el país reclama, pues Madrazo lo empujó a lo más fácil, a rechazar acuerdos con el gobierno foxista o traicionarlos, como con la Reforma Fiscal.
Se asemejó al PRD, sectario y miope -¨por ser primos hermanos, como dijo el propio Roberto?- al rechazarle todo a Fox, para hacerlo fracasar y sacar así raja electorera, aunque a México se lo lleve la trampa.
Pero nuestro pueblo tiene un sexto sentido y capta esa actitud desleal al país, si bien ayudada por la falta de oficio político del régimen foxista. Lo dice la preferencia electoral en ascenso para el panista Calderón, pese a la cantaleta de priistas y perredistas de negar toda realización al gobierno y criticarlo estentóreamente por lo que sea.
Rechazan tomar en cuenta que controló la inflación y la devaluación, disminuyó la deuda externa, deja reservas internacionales récord (72 mil 822 millones de dólares) y concluirá sin la tradicional crisis económica, aunque grupos de dichos partidos quieren provocar una política, ante su derrota electoral.
En todo caso PRI y PRD serían culpables de un fin de sexenio traumático. Lo que también comienza a ver el pueblo, y puede desatar el voto del miedo, que los perredistas quieren achacar al Gobierno, como hacen siempre con sus propios engendros, sin ver que tal conducta hipócrita y mendaz es uno de los factores que los están hundiendo pues cada día se desnudan más a sí mismos.
Para desgracia de Madrazo algunos de sus cercanos colaboradores no olvidan sus malas mañas, como si su partido fuera aún la aplanadora de antaño. Hacen negocios con insumos de campaña, venden candidaturas, defraudan a proveedores, exigen dinero en los estados a nombre de los periodistas, se dan a la francachela.
Hasta los candidatos se quejan de que no les llega el financiamiento que entrega el IFE para las campañas.
Esto, por otro lado, facilita la labor de un Diódoro Carrasco, exgobernador de Oaxaca y ex secretario de Gobernación de Zedillo, de intentar acercar a Felipe Calderón a destacados: Genaro Borrego, Jesús Reyes Heroles, Luis Téllez, Carlos Ruiz Sacristán y Andrés Rozental (medio hermano de Jorge Castañeda) que podrían auxiliar al panista a elaborar proyectos de Gobierno con su experiencia y preparación.
Amén de que Roberto dejó colgados de la brocha a ex gobernadores como Tomás Yárrington, de Tamaulipas; Manuel Ángel Núñez, de Hidalgo, y Enrique Martínez, de Coahuila, ex miembros del TUCOM, cuya proximidad a Elba Esther Gordillo resultó al fin un pecado que aquél no perdonó y por ello no les reconoció las candidaturas que les prometió, a pesar de la fuerza política que representan.
Es posible asimismo una cargada de priistas en general hacia el panista, que no extrañaría porque ellos son muy duchos en esos menesteres. Y aumentaría si Calderón se define pronto como triunfador; máxime si se sobrepone al furibundo embate de AMLO, que lo ataca en todos los frentes y todos los medios de comunicación, pese a que había dicho que él no tenía dinero para realizar una campaña televisiva gastalona.
Mas pronto lo olvidó, como Marcos su satanización a Televisa, aproximación Peje-Sub que no es casual y tampoco la superprotección del gobierno del DF al Sub con 12 superagentes, cinco patrullas y los motociclistas que lo escoltan en sus desplazamientos; amén de que ya convirtió la UNAM en centro de operaciones, a ciencia y paciencia del rector perredista Juan Manuel de la Fuente. ¿Serán meros inventos?.
No paran ahí los quebrantos para Roberto. Recientemente en Sonora los mítines estuvieron muy desairados A la mitad de la gira Carlos Fernández, jefe estatal del PRI, y los candidatos lo dejaron solo en el templete Y Chucho Salazar Toledano, su coordinador de campaña en el DF, le renunció por falta de respaldo político y económico (hay muchas desviaciones de fondos). Ojalá no se vaya con Marcelo Ebrard, su gran cuate, quien desde tiempo lo quería sonsacar.
Presionados a que expresaran su apoyo a Madrazo, los 17 gobernadores priistas firmaron un documento en tal sentido, a condición de que no se publique.
Tanto descalabro y su debacle en las encuestas explican que enviara a Murat, H. Hugo Olivares y Martel a negociar una alianza con López O -hasta ofrecerle declinar en su favor- con Monreal y Camacho Solís, y éste lo patentizó en su encuentro público con David Penchyna, otro madracista.
Roberto creía haber amarrado con su paisano su lucha contra Fox y Calderón so pretexto de una elección de estado; pero Cuauhtémoc Cárdenas dio al traste con todo, al volver a negar su voto al Peje y cuestionar todo acercamiento del PRD con el PRI.
Las plumas de AMLO tomaron de pretexto que el 21 de mayo se cumplieron 111 años del natalicio del general Cárdenas para sugerir de nuevo a su hijo unirse a AMLO. Hasta le enviaron a convencerlo a Ifigenia Martínez, a quien a regañadientes el Peje le dio una candidatura a senadora. Pero Cuauhtémoc lo rechazó rotundamente.
No tengo cargo de partido ni soy candidato, por eso no tengo por qué andar en campaña. Mi voto será por el PRD, expresó. Pero no precisó si por quien lo traicionó y le robó el partido que fundó el 5 de mayo de 1999.
Un bofetón más: Jesús Ortega, coordinador de campaña del Peje, negó toda posibilidad de alianza Madrazo-AMLO (al menos para despistar al enemigo).
