EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO.- Calles sin pavimento, falta de alumbrado público en sus calles y escasez de agua, son algunos de los problemas que existen en los ejidos de este municipio, dicen Adriano Soto, Camilo Gámez y Rafael Sánchez, jornaleros maderenses.
Los ejidatarios comentan que no tienen nada que reprochar hasta el momento al alcalde Nicolás Muñiz Domínguez, quien aseguran que sí visita mucho a las comunidades rurales.
Sin embargo, están conscientes de que pasarán años para que acabe el rezago en los poblados, pues la mayoría ni siquiera cuenta con drenaje ni pavimento, aunado al grave problema de escasez de agua que tienen que soportar sus habitantes.
Rafael manifiesta que es un consuelo de ?tontos? el comparar a Francisco I. Madero con otros municipios, donde también persiste el rezago.
Por su parte, Camilo explica que la falta de atención en los ejidos no es privativa de esta entidad, sino que se presenta en todos los municipios de la Comarca Lagunera, en donde por igual hace falta que se incremente la vigilancia por parte de las patrullas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM).
?En los pueblos nunca hay suficiente atención, pues hace falta mayor presencia policiaca?, agrega Camilo, quien habla sobre la necesidad de una extensión de la DSPM en alguno de los poblados.
Los ejidatarios que ayer se encontraban en el edificio de la Presidencia Municipal, también centraron sus quejas en el desempleo y en la falta de oportunidades.
?Pues nuestra gente tiene que abandonar sus viviendas durante gran parte del día para laborar aquí en la ciudad o trasladarse a ciudades como Torreón, para trabajar como obreros en las fábricas?, señala Adriano.
La situación
En los ejidos de Francisco I. Madero el problema es el siguiente:
Calles sin pavimento, falta de alumbrado público y escasez de agua.
Sus habitantes están conscientes de que pasarán años para que acabe el rezago en los poblados.
Ya que la mayoría ni siquiera cuenta con drenaje ni pavimento.
También es grave problema de escasez de agua que tienen que soportar sus habitantes.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón