Las familias que alguna vez ocuparon la colonia Humberto Moreira, se quejan del nuevo terreno a donde fueron enviados
EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- En ?tierra de Tarzán?, dicen vivir ahora varias personas que se quedaron sin hogar tras ser desalojados del asentamiento irregular al que los invasores llamaron Humberto Moreira. Sólo 30 de los 100 lotes destinados para su reubicación han sido ocupados debido a que dicen estar fuera de la civilización y carecen por completo de todos los servicios, incluso los más indispensables.
?Haga de cuenta que estamos en la sierra, no tenemos agua, ni luz, ni nada, muchos tenemos familia y allá está despoblado, así cómo nos vamos?, dice el señor Trinidad Hernández Ávalos.
En efecto, el terreno donde fueron reubicados queda cerca de Baracaldo y desde la carretera el poblado simplemente no se distingue debido a que permanece inmerso entre pinabetes, matorrales y montículos de tierra, además que el camino que conduce hasta donde se encuentran los desalojados -a un lado de la terminal de los autobuses rojos- está completamente irregular.
?Estamos por donde nació Tarzán?, dice Daniel Torres González, quien no tuvo mas remedio que llevarse a su familia conformada por su esposa y sus tres hijos e hijas de siete, 12 y 15 años de edad al lugar donde fueron reubicados y donde asegura que de noche bajan los coyotes y los vecinos ya han matado varias víboras de cascabel incluso en el interior de sus jacales que con esfuerzo están levantado.
Carecen por completo de agua y alumbrado además de la inseguridad que viven. Las viviendas de madera, lámina y cartón, muchas de ellas que apenas están tomando forma, tienen un basurero a un costado sufragan el desabasto de agua medianamente cada dos días que es cuando una pipa les lleva el líquido, sin embargo, los vecinos tienen que estar al pendiente cuando esto pasa porque de lo contrario se quedan sin agua hasta que vuelva a pasar por ahí y como explica la señora Sandra Cardona Castañeda, a raíz de esto han surgido otros problemas como que en ocasiones los conductores del camión se niegan a dar la vuelta en las manzanas que están más alejadas.
Para Hilario González de la Cruz, quien vive con su esposa y sus hijos, dos bebés de siete meses y un año de edad, además de otros de 11 y 12 años, afirma que es difícil vivir en estas condiciones y que el agua es lo que más falta les hace pues la cuidan en extremo hasta para cocinar y ni hablar de su aseo personal pues quienes tienen más suerte han obtenido algunos tambos grandes para que la pipa se los llene.
Los preocupados padres se preguntan cómo harán ahora que sus esposas tendrán que caminar temprano -cuando aún está oscuro- por el sesgado camino para llevar a sus pequeños a la escuela pues aseguran que en lo que va del mes las patrullas realizan rondines muy esporádicamente.
Los afectados aseguran que por la tarde y al oscurecer, se apuran para cocinar aprovechando la luz del sol y las noches de luna llena. ?Hay veces que la luna está muy clarita y hacemos la comida temprano, lo que pedimos a las autoridades sobre todo es el agua y que haya una patrulla de planta ahorita que no tenemos luz?, dice el señor Torres.
Según la alcaldía
El presidente municipal, Raúl Onofre Contreras aseguró que esta colonia se seguirá llamando Humberto Moreira Valdés -aunque los colonos aseguran que no tiene nombre- debido a que con lo que respecta al agua y luz el Estado les va a ayudar, para lo cual se les pide en total tres mil pesos, (mil por terreno y dos para servicios) están aportando. Los terrenos miden diez metros y medio por 17 y son arriba de 170 metros cuadrados. El alcalde aseguró que habrá facilidades para que paguen pero que hasta el momento sólo han obtenido aportaciones ente el 15 o 20 por ciento de ellos. ?Los entendemos porque están apenas levantando su finca, pero si se tardan esperemos que sean conscientes de que también nosotros nos vamos a tardar más?, dice el alcalde.
Los terrenos se ubican aproximadamente a 50 metros de la terminal de los autobuses rojos de Matamoros y fueron comprados por parte de un acuerdo tripartita, es decir, un 25 por ciento del costo fue aportado por los beneficiarios, otro 25 por ciento por el Municipio y el 50 pro ciento por el Gobierno del Estado. Cada terreno tuvo un costo de 40 mil pesos y son diez hectáreas, es decir, fueron 400 mil pesos en total. Quedan a tres kilómetros de las meloneras y a cien metros de la carretera hacia adentro.