EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- El arte de tocar es instintivo y milenario y las manos siempre han estado involucradas. Las modalidades de masajes que hoy disfrutamos como pueden ser los relajantes, desestresantes, eróticos y hasta adelgazantes, derivan de conocimientos recopilados desde civilizaciones antiguas.
Los primeros en investigar ese mundo de sensaciones fueron los chinos, quienes, según varios escritos, conocían ya los beneficios del tacto en el año 3000 a.C.
Según Martha Mejía, terapista sexual, ?a las parejas se les olvida innovar y utilizar otros recursos en la intimidad como consentir, besar, rozar y jugar sin usar las manos, que puede llegar a ser muy interesante?.
La doctora Mejía aconseja ?dejar las ansiedades de lado y dar rienda suelta al gozo y al placer. Es necesario que los dos orienten la estimulación hacia las zonas de su cuerpo que mayor placer les dan?.
Si ensayamos acariciar en:
La nuca. Comienza por pequeños y delicados toques con tus labios, apenas apóyalos. No bajes por la espalda, solo recórrela de lado a lado.
El cuello. Pasa tu codo las clavículas de él, sube y baja por el cuello despacito. Pruébalo, nadie se imagina que estos huesitos conectores funcionan como un masajeador suave.
La manzana de Adán. Es una zona estrechamente conectada a las zonas más sensibles del cuerpo. Estando él acostado boca arriba, roza tus labios húmedos sobre la zona en cuestión. Sube la lengua por su cuello en movimientos circulares hacia su manzana.
El pelo. Empieza deslizando suavemente la barbilla, cachetes y orejas entre el cabello de él, aplicando diversos niveles de presión sobre la cabeza de tu pareja. Con el olor del champú y el roce de los cabellitos te sentirás muy bien.
Las orejas. Son altamente sensibles y para una adecuada estimulación, es recomendable recorrerlas con la punta de la nariz. Alterna con suaves caricias con los labios. La estimulación de la parte trasera de los oídos es muy agradable y puedes combinarla con sopliditos.
Los labios. Son una de las zonas más sensibles del cuerpo, sobre todo la piel que los rodea. Acércate lentamente y recórrelos con tu mentón. Combina el movimiento con besos alternados en el labio superior y luego el inferior.
La espalda. Allí se encuentra una alta concentración de terminaciones nerviosas. Desliza tus rodillas y muslos a lo largo de la espalda de tu pareja, con movimientos lentos y delicados, siempre apoyándote sobre la pierna que te queda libre. Parece complicado, sobre todo porque necesitas un poquito de equilibrio, pero seguro le encontrarás el gusto.
Bajo el hueso del tobillo. Zona con gran capacidad de excitación. Con la planta de los pies acaricia con cierta presión ese punto.