Agencias
VIENA, AUSTRIA.- Al festejar su medio siglo, el baile de la Ópera de Viena, el acontecimiento mundano del año en Austria, danzará con Mozart, de quien el país entero celebra el 250 aniversario de su nacimiento, pero también con Carmen Electra, estrella de Hollywood, y, como si fuera poco, con calientes notas de salsa latina.
El Opernball, el más famoso de los 300 bailes que alegran el invierno vienés y lugar de cita para gente del mundo de los negocios y la política, así como para los esnobs que pueden pagarse el boleto, danzará por la primera vez al son de la música del hijo de Salzburgo, quien, según los organizadores, fue un "un bon vivant", así como "un compositor entusiasta de ballets".
La cantante rumana Ildiko Raimondi y su colega Adrian Eroed interpretarán en el preámbulo extractos de algunas operas de Wolfgang Amadeus Mozart, al tiempo que el ballet de la Ópera ejecutará coreografías extraídas de su obra.
Luego, bajo los acordes de Alles Waltzer (Todos a Danzar), unas 360 jóvenes parejas abrirán el baile, con tiaras, ellas, y frac, ellos, ante los 4 mil 700 privilegiados que hace un año consiguieron entradas: 215 euros por un lugar para estar de pie y 16 mil euros por un palco de ocho plazas.
Este año las muchachas llevaran en sus cabezas una tiara en lugar de la tradicional diadema y, por primera vez, podrán conservar el adorno como recuerdo, indicó la directora del baile, Elisabeth Gurtler.
Según lo indican las reglas, las debutantes y sus parejas masculinas han tenido que frecuentar una escuela de danza y sólo podrán participar una sola vez en la famosa manifestación vienesa.
Este año, además de la música de Mozart, el Baile de la Ópera ofrecerá también un variado repertorio de salsa latina y música de discoteca ya que, como subrayó Gurtler, "queremos un baile donde uno se divierta".
La edición de 2005 fue mucho más sobria, ya que tuvo lugar sólo pocas semanas después de la tragedia del tsunami que el 26 de diciembre de 2004 azotó las costas asiáticas causando más de 217 mil muertos.
Punto culminante de la temporada de los bailes de presentación en sociedad de la capital austriaca, el de la Ópera retoma una tradición del imperio austro-húngaro, que, en 1935, un diario local describió de este modo: "un poco de vals, un poco de vino y mucha energía".
Sin embargo, el Baile de la Ópera de Viena se convirtió en el símbolo de una Austria independiente y en cita de la "crema y nata" de una cierta sociedad europea y mundial en 1956.
El promotor inmobiliario austríaco Richard Lugner, organizador de la velada, también se promociona a sí mismo cada año al invitar a su palco a una estrella internacional, que en esta ocasión será la estadounidense Carmen Electra.
La sexy estrella hollywoodense animó en días pasados a la prensa austriaca al calificar de playboy a Lugner, que se dio por ofendido y envió desmentidos a través de su abogado subrayando su condición de "marido y padre de familia".
En años anteriores tuvo entre sus invitadas a actrices como la estadounidense Faye Dunaway, la italiana Sophia Loren y la canadiense Andie McDowell, pero también a sexy "bombas" como Pamela Anderson, que, como Electra, no es precisamente el paradigma de la discreción.