Señor indeciso:
Le escribo esta carta para que sepa que en estos momentos usted es una de las personas más importantes del país. Los candidatos presidenciales están pensando en usted, y se quiebran la cabeza con tal de merecer su confianza.
La contienda presidencial está muy reñida. De usted depende inclinar la balanza hacia la mejor opción de Gobierno.
Por favor esté alerta. No se pierda ni un minuto de la información difundida en los noticieros de radio y televisión. No deje de leer ni un solo renglón de las notas periodísticas. La carrera hacia la Presidencia de la República está a punto de concluir y hoy, más que nunca, debemos vigilar con lupa lo que hacen los distintos partidos políticos. Si usted se fastidia de esta labor, pues los aspirantes a ocupar la silla presidencial son tantos como las estrellas del cielo, le recomiendo que concentre su atención en Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo.
Anote en un cuaderno las promesas que cada candidato lanza al viento y haga una distinción entre aquellas que realmente pueden ser cumplidas y las que tienen una finalidad meramente populista. Juzgue la actitud asumida por cada uno de los aspirantes ante los distintos problemas de la Nación. Piense en las virtudes y defectos de cada candidato. Asuma una actitud acuciosa para saber distinguir entre la verdad y la mentira. Quizás al hacer esto usted se decepcione de Madrazo, de López Obrador o de Calderón, sin embargo, así podrá saber cuál de ellos es el menos peor.
Después de hacer su análisis tal vez descubrirá que Roberto Madrazo puede decir y prometer lo que sea, pero que nunca podrá esconder un gran defecto: pertenecer al Partido Revolucionario Institucional. Es cierto que las generalizaciones son malas, pero en la actualidad pensar en un priista es pensar en alguien íntimamente ligado a las prácticas corruptas; en alguien cuyo único interés se basa en conseguir el beneficio personal y no el de la comunidad; en alguien que vive exento de la aplicación de la justicia. Madrazo ha cometido un error garrafal: demostrar que es un priista hasta la médula. Al decir que erradicará las prácticas corruptas, no hace otra cosa más que obligarnos a recordar a un sinfín de personajes de su partido, quienes aprovecharon su posición para privilegiar intereses personales y no de la Nación.
Con su análisis de los principales contendientes a la Presidencia de la República tal vez se convenza de que Andrés Manuel podrá ser todo, menos un rayo de esperanza. Sus propuestas económicas nos recuerdan tiempos pasados y dolorosos. Su desprecio a la Ley, nos obliga a pensar que su Gobierno será autoritario y represor.
Por otro lado, debe revisar muy bien las propuestas del candidato del PAN. Aunque fue uno de los que lanzó más ataques a sus adversarios, Felipe Calderón fue también el que ofreció las propuestas más viables. Sin embargo, con esto no quiero decir que represente la verdadera solución a los problemas de México. Es cierto que ha demostrado tener grandes virtudes, pero también puede ser criticado por no haber ocupado jamás un puesto administrativo que lo dotara de una mayor experiencia para convertirse en presidente de la República.
Señor indeciso, está a tiempo de pensar muy bien a cuál de los candidatos le dará su voto. Ojalá que sepa elegir a aquél cuyas ambiciones estén únicamente ligadas a la construcción de un México mejor y no de un país que siga permitiendo excesos que atenten contra el desarrollo, pero que beneficien a su bolsillo.
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