La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo por lo que debemos cuidarla y protegerla del paso de los años.
EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, D.F.- La piel no solamente es el órgano más grande de nuestro cuerpo, ni el que regula la temperatura del organismo, elimina las impurezas y actúa como barrera de protección contra el medio ambiente. ¡Es nuestra carta de presentación ante el exterior!
Por eso, aunque el tiempo no perdona y no podemos evitar las huellas de su paso -sobre todo en el rostro- debemos darle los cuidados adecuados, para lucir radiantes en cada etapa de nuestra vida. "Nuestra piel va cambiando conforme pasan los años, ya que responde a los cambios hormonales del organismo, además de factores externos a los que nos exponemos día a día, nuestra alimentación y hábitos de salud, como fumar o ingerir bebidas alcohólicas", explica Mireya Palacios Estrada, gerente de relaciones médicas de laboratorios Vichy.
"La dermis de los niños es delgada, lisa, hidratada y humectada, lo que le confiere un aspecto aterciopelado; prácticamente no requiere de ningún cuidado, salvo la limpieza y la protección solar.
"Lamentablemente, esta condición sólo dura unos años, porque al iniciar la actividad hormonal propia de la adolescencia, debemos atenderla y protegerla con productos adecuados, los cuales irán en aumento conforme pasa el tiempo".
Etapa 1: Pubertad y adolescencia
En esta etapa nuestra piel es muy elástica porque tenemos un alto porcentaje de fibras de elastina y colágeno. "El principal problema es el exceso de producción de grasa. En caso de no controlarse con productos astringentes, exfoliación ligera frecuente y limpieza profunda (tanto en la mañana como en la noche), se pueden obstruir los poros, provocar puntos negros y desencadenar en el temido acné", señala.
Se recomiendan productos con texturas fluidas porque, generalmente, la hidratación y la humectación naturales son óptimas. "Sin embargo -señala la especialista-, si usamos hidratantes ligeros evitamos que se marquen las primeras líneas de expresión y conservamos la luminosidad y la elasticidad.
"También existe el problema de la sobre exposición solar, responsable en gran parte de la aparición de las primeras manchas. Por ello, es indispensable que durante toda nuestra vida nos protejamos con filtro solar".
De los cuidados que se tengan ahora dependerá la calidad de piel del futuro.
Etapa 2: Myoenvejecimiento o envejecimiento mecánico. Juventud
La piel conserva la elasticidad de antaño, aunque comienzan a observarse ligeras líneas de expresión en el entrecejo y en los contornos nasogeniano y periocular, originadas principalmente por gesticular.
"Durante el día parpadeamos alrededor de 10 mil veces, además nos reímos, nos enojamos, lloramos; en fin, nuestro rostro refleja nuestras emociones, las cuales van quedando marcadas.
"Además de los cuidados que hemos tenido, es buen tiempo de usar un decontractor de los fibroblastos, es decir, un producto que evite que nuestra piel se contraiga en exceso, como lo es Myokine", explica Mireya Palacios.
Etapa 3: Crono-envejecimiento. Edad adulta
Comienza el envejecimiento debido a la edad. Aunque la piel aún es firme, inicia el proceso de adelgazamiento de las fibras de colágeno y elastina, lo que ocasiona que las finas líneas de expresión se marquen más. También es muy probable que exista una cantidad mayor de pecas.
El cuello comienza a perder firmeza y el óvalo facial se empieza a desdibujar. Por otra parte, se hace más lento el funcionamiento del drenaje linfático, lo que ocasiona que se inflamen, sobre todo, nuestros párpados inferiores, es decir, aparecen las bolsas bajo los ojos. "Ya es tiempo de nutrir la piel, usar cremas antienvejecimiento que, por un lado, nos ayuden a activar los fibroblastos y por otro, protejan las fibras de colágeno que todavía tenemos de buena calidad.
"A nuestra rutina de belleza debemos agregar productos específicos para el cuidado del contorno de los ojos; además, cobran mucha importancia los tratamientos de noche". Etapa 4: Envejecimiento cutáneo hormonal. Menopausia en adelante
La piel se adelgaza y se vuelve flácida, se reseca (por lo que convienen las cremas de texturas untuosas), pierde el tono muscular al igual que la grasa subcutánea casi en 70%. Se reduce la densidad cutánea; es decir, se adelgazan casi por completo las fibras de colágeno.
En pocas palabras: cuello y rostro se quedan sin relleno ni soporte.
"Además de continuar con todos los tratamientos de las etapas anteriores debemos agregar a nuestros productos básicos un redensificador, que ayude a que nuestra piel conserve el tono muscular. Hay que poner especial atención en la piel que rodea los labios.
"También se necesitará un detoxificante, que procure que la piel elimine las toxinas acumuladas. "No podemos detener el tiempo, pero sí, ayudar a que nuestra piel se estropee lo menos posible", finaliza la especialista.