Al jugarse el todo por el todo México no rescató nada de su aventura mundialista pues cayó ante Argentina en un trepidante partido que cualquiera pudo ganar y cuyo fiel inclinó la balanza del lado del oficio, la calidad y la experiencia.
Quizá la forma de encarar el compromiso deje cierta satisfacción en la afición pero el tiempo de las derrotas honrosas debe quedar atrás y el análisis volverse global para concordar con la realidad.
Nunca un entrenador había recibido el apoyo que tuvo Ricardo Antonio La Volpe para hacer y deshacer con el grupo tricolor y creo que en ese exceso se inició la debacle de este proyecto.
Recordemos el soberbio actuar del estratega que prometió ganar el oro en los Juegos Olímpicos y la Copa América; aquel que habló de un ?proceso? que acabó en un manoseo de jugadores; ese que manejó con las patas, en complicidad con los federativos, el asunto de los dopados.
El del eterno pleito con la prensa, el de la dislexia, el que salía a agredir para al día siguiente desdecirse y embrollar mas el asunto; el de las descalificaciones y la perpetua falta de respeto. El de las broncas con Cuauhtémoc. El del nepotismo. El que nunca repitió una alineación. El que privilegió a los naturalizados por encima de los nacionales. El que juró calificar ?caminando? y prometió el quinto partido del Mundial. El que minimizó lo hecho por otros técnicos incluido Jesús Ramírez, entrenador campeón del Mundo, sí, ese personaje es el que hoy sale con el rabo entre las patas.
La Volpe unificó criterios en su contra y no bastará un partido por muy bien jugado que haya sido para exonerarlo del implacable juicio de la historia. El público fue ilusionado y la sensación de vacío e indiferencia es peor que el enojo.
México ganó un partido ante Irán, empató ante Angola, perdió ante los suplentes de Portugal y en tiempo extra cayó con Argentina. La Volpe y su equipo salen por la puerta de atrás.
Argentina, por su parte va ante Alemania,¡vaya agarrón!.
