Roma, (EFE).- Dos muertos, varios heridos, algunos de gravedad, y numerosos incidentes en todo el país, es el primer balance negativo de la multitudinaria celebración vivida anoche en toda Italia, tras el triunfo de su selección ante la francesa en la final de la Copa del Mundo de Futbol Alemania 2006.
Cientos de miles de italianos se lanzaran anoche, y hasta el alba, a las calles del país para festejarlo, con un saldo de dos fallecidos.
Uno de ellos es Carlo Alberto Cavenaghi, de 20 años, quien junto a un amigo (ambos milaneses) se encontraban pasando unos días de vacaciones en Rapallo (Génova) y anoche, sin autorización, cogieron una lancha neumática de un círculo náutico de la localidad y se hicieron a la mar.
Debido a la alta velocidad de la lancha los dos jóvenes cayeron al mar y Cavenaghi fue alcanzando por la hélice del motor, que le causó una herida en la cabeza y la pérdida del conocimiento, por lo que se ahogó.
El otro incidente mortal aconteció en Nápoles, donde fue asesinado por disparos Michele Coscina, con numerosos antecedentes penales por droga y robos, y que se encontraba celebrando el triunfo de Italia en una motocicleta.
Además, otras dos personas sufrieron heridas también por disparos, en lo que se considera un ajuste de cuentas mafioso.
En Nápoles, asimismo, se produjeron numeroso actos vandálicos, con una decena de vehículos, material urbano y escaparates incendiados y destrozados. Asimismo, resultó herido en la cabeza un niño de siete años por un vaso lanzado al aire por desconocidos. La policía realizó cinco arrestos.
Durante los caravanas de celebración se produjeron numerosos actos vandálicos y resultaron heridas graves dos personas.
En Milán, la segunda ciudad del país, unas 100.000 personas se dieron cita en el plaza del Duomo y las celebraciones se extendieron por toda la ciudad, sin que registrasen incidentes de gravedad, aunque los servicios de protección civil realizaron numerosas intervenciones, sobre todo por pequeñas indisposiciones y heridas.
En Rieti, un joven perdió dos dedos de una mano al explotarle un petardo.
