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México, DF.- Las regiones centro y sur-sureste del país son las nuevas regiones expulsoras de emigrantes en México, y como tales presentan mayor dinamismo, al pasar entre 1990 y 2005 de 806 mil a dos millones de personas y de 368 mil a 1.1 millones, respectivamente, informó el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Indicó que los estados expulsores tradicionales -los del centro occidente del país-, que eran fuente de la mitad de los flujos en la década de los 90, han perdido importancia relativa, ya que 2001 a 2004 movían a sólo 32.7 por ciento de los emigrantes temporales indocumentados.
En un estudio, el organismo, dependiente de la Secretaría de Gobernación, mencionó que los flujos migratorios emergentes están asociados a entidades con relativamente más desventajas sociales y económicas, lo que marca el perfil de la nueva era de las migraciones.
El Conapo indicó que hoy en día la zona sur-sureste contribuye de manera decisiva a elevar los índices de indocumentados, pues mientras en los años 90 el 12 por ciento de los migrantes no autorizados procedía de esa región se triplicó para el periodo 2001-2004.
Empero, la mitad de los emigrantes radicados en EU pertenece a la región de más larga tradicional migratoria.
En ello, los estados de Jalisco, Michoacán y Guanajuato, indicó, han jugado un papel crucial, toda vez que uno de cada tres mexicanos residentes en EU tiene su origen en alguna de esas tres entidades.
Explicó que la brecha entre la dinámica del crecimiento de la población activa y la generación de empleos formales tienen marcadas diferencias por regiones del país.
Las brechas más amplias, entre 1970 y 2000, se registraron en la región de mayor tradición migratoria, integrada por los estados del centro-occidente de México, donde la población económicamente activa creció 3.4 por ciento, en tanto que los empleos formales lo hicieron en 2.4 por ciento.
En la región sur-sureste, una zona emergente que se distingue por su rápida incorporación a las corrientes migratorias, la oferta laboral creció 3.6 por ciento y los empleos en 2.7 por ciento.
Estos datos, sostuvo, ilustran cómo el desempeño de la economía constituye un factor, entre muchos otros, que ha detonado el flujo migratorio.
