Errores graves de comunicación han vuelto a poner en aprietos a la Administración Bush.
En esta ocasión se trata del incidente del vicepresidente Dick Cheney, quien hirió accidentalmente a un viejo amigo de profesión abogado durante una cacería de codornices en Texas.
El suceso fue transmitido oficialmente a la opinión pública 24 horas después de ocurrido y luego que un diario local lo difundiera a través de su portal de Internet.
Cheney, quien gusta de evadir a los medios de comunicación, no ha querido enfrentar a los reporteros a pesar que su amigo Harry Whittington, de 78 años de edad, sufrió ayer un leve infarto al corazón como consecuencia de uno de los perdigones que se alojó en su pecho.
El cazador recibió impactos por el cartucho de escopeta disparado por Cheney en la cara, cuello, pecho y las costillas. Se recupera en un hospital de Corpus Christi pero dada su avanzada edad podría ocurrir cualquier cosa.
Hay dos aspectos que llaman la atención en este caso. El primero es que la Policía local tampoco informó de los hechos durante las primeras horas y descartó la posibilidad de un delito, sin realizar siquiera los peritajes propios de un accidente de esta naturaleza.
El segundo es que el caso Cheney conocido ahora como Quailgate, en español ?Codornizgate?, se ha convertido en el hazmerreír de la Unión Americana.
Los más diversos programas cómicos de televisión y radio, además de las revistas amarillistas, han aprovechado para sacar jugo del suceso y ridiculizar a Cheney y de paso al Gobierno de Bush.
En el popular programa de David Letterman de CBS se dijo al auditorio que finalmente Estados Unidos (EU) había localizado las armas de destrucción masiva: ?Se trata de Dick Cheney?.
Jay Leno, uno de los comediantes de mayor rating en televisión, sostuvo que la popularidad del vicepresidente ?se disparó al 92 por ciento cuando se supo que había herido a un abogado?.
Otros comentaristas criticaron a Cheney por haber mandado al hospital a un veterano republicano en lugar de a Bin Laden.
El portal intertops.com, un casino vía Internet, reportó momios de apuestas sobre quién será el próximo que recibirá un disparo accidental de Cheney. Los favoritos son: George W. Bush y su padre; el ex candidato demócrata John Kerry; y en tercer lugar Osama bin Laden.
El portal de intrade.com que comercializa acciones en base a futuros eventos, registró un aumento de cinco a diez dólares en el precio de la acción que anticipa la renuncia de Cheney para antes del 30 de junio de 2006.
La versión dada a conocer por la dueña del rancho en donde ocurrió el incidente, la señora Katharine Armstrong, señala que el abogado Whittington se introdujo sin avisar en la zona de actividad en donde se encontraban Cheney y otros cazadores, razón por la que nadie pudo alertar al vicepresidente de la presencia de su amigo.
Según la señora Armstrong el domingo por la mañana se discutió la necesidad de dar a conocer los hechos y ahí se acordó que fuera ella como anfitriona del grupo quien hablara a los medios de comunicación.
El presidente Bush fue avisado desde el sábado por la tarde el incidente, pero en el primer informe que recibió le mencionaron de la persona herida pero no que el vicepresidente Cheney había sido responsable.
Con todo y el humor negro que ha levantado el traspié de Cheney, el caso amenaza en convertirse en un nuevo vía crucis para el Gobierno de George W. Bush, quien por cierto ya alista su casco y chaleco blindado para su próximo viaje al rancho de Crawford con el vicepresidente Cheney.
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