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BERLÍN, ALEMANIA.- El saldo final del accidente del tren magnético alemán, Transrapid, fue de 23 muertos y se atribuyó, en principio, a fallos humanos, ya que estaba atravesado sobre la vía un vagón-taller.
La Policía de Emsland informó que el tren llevaba 29 pasajeros para que recorrieran el trecho de prueba de 30 kilómetros de longitud. Las víctimas eran en su totalidad parientes de los trabajadores y empleados del Transrapid.
La canciller federal de Alemania, Ángela Merkel, acudió al lugar de los hechos para informarse de primera mano sobre los detalles del accidente. También viajó al lugar del accidente el presidente del país europeo, Horst K’hler.
El rescate de los cuerpos fue muy difícil porque el tren, casi destruido en su totalidad, colgaba en parte a cinco metros de distancia del suelo, ya que las vías magnéticas corren a ese nivel. En las operaciones de rescate tuvieron que intervenir helicópteros.
Con escaleras telescópicas de los bomberos fueron rescatados los sobrevivientes que quedaban en el lugar del desastre. El ministro alemán de Transportes, Wolfgang Tiefensee, recibió la noticia en Shangai, donde sostenía una conversación con el Ministro de Transporte Ferroviario de China, Liu Zhijun.
El único trecho en el que el Transrapid funciona a nivel comercial es justamente Shangai y uno de los temas a tratar era la eventual prolongación del contrato con Alemania para seguir utilizando el Transrapid de fabricación alemana en esa urbe china.
El ministro interrumpió su visita en China y regresó de inmediato, después de asumir el mando para el rescate de las víctimas y para la investigación del accidente.
CAMBIA VISIÓN
El tren magnético Transrapid fue hasta ayer el símbolo del avance tecnológico alemán en materia ferroviaria y se lo presentaba como un medio de transporte con el que los choques y accidentes eran imposibles.
Las fuentes oficiales atribuyen hasta el momento los hechos a errores humanos, pero éstos no se han precisado, y los peritajes apenas darán comienzo. El accidente desencadenó un debate sobre el nivel de seguridad del Transrapid y las razones por las que no se pudo impedir el desastre.
El trecho de prueba es sumamente sencillo y mide 31.8 kilómetros y entró en funciones desde 1984. El Transrapid marcó en 1993 un récord al lograr velocidades de 450 kilómetros por hora. Es un tren magnético que “vuela” sobre las vías sin tocarlas.
Fue diseñado y producido por los consorcios alemanes ThyssenKrupp y por Siemens. El accidente pone en cuestionamiento la cara tecnología de ese tren, que ha impedido que se venda a ciudades y empresas alemanas o que se exporte.
