Arremeten contra el mandatario de Brasil sus contrincantes electorales, lo llaman "corrupto, traidor y cobarde".
EFE
Sao Paulo.- El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cerró su campaña electoral en la ciudad paulista Sao Bernardo do Campo, su "cuna política" y donde reside de manera particular, y evitó asistir al último debate televisivo.
Lula, quien buscará el domingo la reelección como abanderado del Partido de los Trabajadores (PT), cerró la noche del jueves su campaña en el "fortín" que lo vio nacer para la política, al tiempo que se realizaba el último debate entre los principales candidatos.
El debate, que terminó la madrugada de este viernes en Río de Janeiro, también marcó el cierre de la propaganda televisiva para los ocho aspirantes presidenciales y fue la última actividad pública de los tres candidatos que asistieron al foro.
El gobernante, quien desde antes del primer debate en agosto anunció su falta para ese tipo de foros, sin embargo, contempló la posibilidad de asistir al último encuentro, pero una hora antes del comienzo del mismo envió una carta confirmando su ausencia.
En una carta dirigida al canal TV Globo, responsable del último debate, Lula agradeció la invitación recordando que en otras campañas siempre participó en ese tipo de espacio, pero ahora era "notorio el grado de virulencia y desespero de algunos candidatos".
Argumentó, sin citar nombres, que esos candidatos "están dejando en segundo plano el debate de propuestas e ideas, para dedicarse casi exclusivamente a los ataques gratuitos y agresiones personales".
"No puedo rendirme, por tanto, a la acción premeditada y articulada de algunos adversarios que pretendían transformar el debate en una arena de groserías y agresiones", agregó.
La ausencia de Lula se hizo más notoria porque en las reglas del debate estaba contemplado que los participantes podrían dirigir preguntas a los ausentes, donde su silla vacía y marcada con el nombre sería enfocada por las cámaras, como en efecto ocurrió.
En el debate participaron los candidatos Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia (PSDB); Heloísa Helena, del Partido del Socialismo y la Libertad (P-Sol), y Cristovam Buarque, y del Partido Democrático Laborista (PDT, por sus siglas en portugués).
En sus intervenciones, los tres llamaron a Lula de "corrupto, traidor y cobarde" por faltarle "una vez más" el respeto al pueblo y antes y después del foro los tres, de manera individual, posaron para fotos de la prensa al lado de la silla vacía y marcada de Lula.
Buarque, quien por sorteo abrió el debate, preguntó al ausente Lula que si se comprueban las acusaciones de usar recursos públicos en campaña y otro dinero "que ni se sabe de dónde viene, "renunciará al mandato?".
Alckmin, en su primera intervención, también citó a Lula diciendo que su ausencia "es una falta de respeto para con los demás candidatos y para con los electores, que necesitan información para decidir su voto".
Helena, en tono más fuerte, manifestó que Lula "tenía la obligación de bajar de su trono de corrupción y cobardía política, pero no esta aquí porque no tiene autoridad moral".
Los tres candidatos expusieron, en turnos de uno frente al otro, sobre sus propuestas en diferentes temas sorteados por el periodista moderador William Bonner, como impuestos, corrupción, transporte, salud y educación.
Mientras Alckmin enfatizó sus participaciones en la necesidad de un plan de desarrollo para tener un mayor crecimiento económico, Helena defendió el acceso a la salud y Buarque fue reiterativo en su llamada "revolución educativa".