Cuando la gente se pregunta por qué no avanzamos al ritmo que puede México hacerlo, una de las causas, es fácil de descubrir: porque la frivolidad invadió la vida pública.
Afortunadamente hay seriedad y compromiso de sobra en el resto de la sociedad. Para muestra, cinco botones: Imaginemos cinco mesas de mexicanos reales, en conversaciones llevadas al cabo la semana pasada, tal y como nos lo hizo saber la prensa. Imaginemos que en una mesa están Xóchitl Gálvez, actual titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, conversando con el gobernador de San Luis Potosí, Marcelo de Los Santos, sobre las necesidades de una región que, aunque es rica en recursos naturales y belleza, tiene una población, mayoritariamente indígena, pobre e incomunicada. El gobernador le solicita a la funcionaria federal recursos para construir un puente en la Huasteca.
Hasta aquí no ha ocurrido nada sobresaliente, pero, paso seguido Xóchitl comenta juguetonamente: ¿Crees Marcelo que le gane tu equipo al Cruz Azul? ¡Claro! Contesta Marcelo.
El San Luis está subiendo como la espuma. ¿Qué apuestas a que ganamos? Y Xóchitl habrá contestado: el puente. Si ganas construimos el puente, si no, ni modo. Después de conocer lo anterior, no nos cabe duda alguna que la asignación de recursos públicos en México obedece cada vez más a mejores prácticas de evaluación, seriedad y análisis del impacto social. ¿No cree usted amable lector? ¿No dijo Einstein que Dios jugaba a los dados con el Universo?
Esto es increíble, pero para seguir documentando nuestro optimismo y confianza en los actuales “servidores públicos del cambio” podemos imaginar otra mesa en la que departe la nueva secretaria de Sedesol, Teresa Aranda, con un grupo de reporteros de su “fuente” y les comenta, según nos lo relató la prensa, palabras más o palabras menos, que ella fue atacada de niña por piojos por acercarse a los niños de los trabajadores del rancho de su papi...
Al mismo tiempo la secretaria no sabía a cuánto ascendía la beca de Oportunidades o cuánto costaba un litro de leche Liconsa, pero que eso no es lo importante, sino que no le quede duda a Josefina que Teresa no había llegado a la Sedesol con la espada desenvainada, ni con vocación de arqueóloga, como declaró al llegar a esa dependencia. No cabe duda que la secretaria lejos de poner en alto el incansable, serio y dedicado trabajo de las verdaderas secretarias, está ayudando a cerrar con broche de oro el patético anecdotario sexenal.
Pero ahí no queda todo, la delegada de la Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo, miembro del PRD, se empeñó en nuestra tercer mesa imaginaria, en defender la “soberanía” del país clausurando el hotel Sheraton por varios “motivos” que nada tienen que ver con el problema real de fondo.
Una de las causas esgrimidas es que no cuentan sus restaurantes con menús en Braille. El mensaje al mundo entero es claro: en México estamos construyendo un régimen de toma de decisiones caprichoso y voluntarista. Sencillo, con ese arrebato, pagamos costos sin obtener beneficios, porque de nuestra soberanía no rescatamos nada.
En la mesa principal imaginemos que nos encontramos con Vicente Fox, presidente de México, en el momento en que se refiere a las mexicanas que trabajan en tareas domésticas en su hogar o “lavando ajeno”, de una forma que sólo escuchándolo en video es creíble: “lavadoras de dos patas”. Me reservo mis comentarios por respeto a la investidura de la institución presidencial.
En la quinta mesa, está un grupo de médicos de la Asociación Mexicana de Labio y Paladar Hendido y de la Red para Prevenir la Discapacidad, dedicados de cuerpo y alma a su profesión. Se encuentran reunidos buscando recursos para realizar cirugías a 400 niños que padecen labio y paladar hendido. La conversación es fluida y apasionada. Van a lograrlo en una campaña de recaudación de fondos. Pasados unos minutos de conversación, ésta se desvía hacia un tema crucial: la prevención. Ellos afirman que si todas las mujeres de México de los 12 a los 49 años tomaran una vitamina del compuesto “B”, llamada ácido fólico, que cuesta baratísima, dejarían de nacer en el país 60 mil niños con malformaciones, labio hendido, paladar hendido, síndrome Down, etcétera. Con tan sólo 20 pesos anuales por mujer, se lograría que de 120 mil nacimientos anuales con algún tipo de deformidad, 60 mil niños nacieran sanos. Por supuesto que lograron el apoyo a su cruzada y el apoyo de varias fundaciones para realizar una intensa campaña de prevención.
Cinco mesas, cinco conversaciones, cinco formas de ver la realidad.
Cuatro de ellas, integradas por personas que tienen la responsabilidad de resolver problemas y que han mostrado ligereza, o irresponsabilidad. Una más, integrada por personas que tienen un compromiso social autoelegido, que ven la realidad con dolor. Dolor que les crea responsabilidad social y los hace moverse para organizarse y ofrecer soluciones a miles de mexicanos en necesidad. Lo bueno es que la ciudadanía responsable “ahí está”, siempre dispuesta, siempre fiel a sus convicciones, siempre presente.
Y muchos servidores públicos superfluos solamente están por tres y cuando más, por seis años. Tenemos que rescatar de entre la frivolidad, el verdadero afán de servir. Tenemos que privilegiar, de entre el individualismo, un verdadero compromiso con nuestra colectividad. Tenemos que buscar de entre el materialismo, un renacimiento del espíritu. Sólo así, podemos construir una nación viable.