Calificación: 3 estrellas de 5
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Según el argumento de Superman Regresa, el héroe estuvo ausente durante cinco años. Pero en realidad se fue durante dos décadas. ¿Que pasó en ese tiempo? Según la cinta, Luisa Lane se casó y tuvo un hijo. En la realidad ocurrieron Batman y el Hombre Araña.
En 1989, dos años después de que Christopher Reeve colgara la capa y las botas rojas en la desastrosa cuarta parte de la serie de Superman, Tim Burton le dio una revolcada a las adaptaciones tradicionales de comics con su primer Batman. Burton demostró que el mayor superpoder de un personaje viene de la genialidad del director. Destacó la vena patológica de Bruno Díaz y le bajó la luz al decorado, importándole poco que se asustaran los niños más pequeños. Ya lo dije antes, quizá el Batman de Burton no fue lo mejor que podía pasarle a Batman, pero sí al cine.
Salto a 2002, año en que Sam Raimi estrena su Hombre Araña. La visión de Raimi es amorosa y comprometida, de profunda simpatía por la angustia adolescente y el estilo de vida lumpenesco de su héroe. Raimi da a su adaptación el balance perfecto entre acción y sentimentalismo, con el asombroso dominio del ritmo y creativo manejo de la cámara que lo caracteriza. Tenemos así a dos de los más importantes superhéroes con películas dignas de su histórico pedigrí. ¿Qué pasaría con Superman?
El regreso del hombre de acero tenía diez años anunciándose. Se especuló con los nombres de Nicholas Cage, Brendan Frasier y Jim Caviziel en la malla rojiceleste, y de Tim Burton, Robert Rodríguez o Brett Ratner en la silla del director. Luego de que el año pasado Chris Nolan reviviera al murciélago con Batman Inicia, el estudio (Warner) le pasa el proyecto a Brian Singer (de los Hombres X), con la esperanza de que haga algo similar con Superman...
No lo logró.
Superman Regresa se queda a medias en casi todo. No tiene toda la acción que debiera. No tiene el romance que debiera. No añade gran cosa al mito de Superman, y sobretodo, no replantea al personaje, no ajusta al hombre de acero al nuevo mundo cinematográfico y se limita a darle un leve empujón, que poco agrega a la inercia que el personaje mantiene desde principios de los ochenta.
Aclaro que la cinta logra ser un espectáculo entretenido y se ayuda de la nostalgia que sentimos por Chistopher Reeve, a quién el novato Brandon Routh se parece un poco. Los efectos especiales son muy superiores a los del 79, por supuesto, aunque no son perfectos. Ya nos reiremos dentro de veinte años de los efectos de hoy (ojalá, toco madera). Es también una maravilla volver a escuchar el tema original de John Williams, cuyos majestuosos metales aún me ponen la carne de gallina. Sin duda uno de los mejores soundtracks de la historia.
La nueva historia pretende colocarse como la tercera de la serie. Recordemos que en la segunda, Superman se llevó a Luisa a su fortaleza, y después de consumar su unión con la reportera y darle material para reportajes sin fin en Cosmopolitan, renuncio a sus poderes para vivir cómo humano. Luego se arrepiente, recupera a sus poderes y renuncia a Luisa. Ahora Superman ha vuelto de un viaje de cinco años para buscar las ruinas de su planeta natal. De regreso en Metrópolis se encuentra con la inesperada noticia de que Luisa ha engendrado un hijo y se ha arrejuntado con un funcionario del diario El Planeta.
Mientras tanto, Lex Luthor salió de la cárcel gracias a argucias legales fundamentadas en la ausencia de Superman. Luthor vuelve a hacer fortuna por la vía del braguetazo y urde un nuevo plan de dominación mundial. ¿Podrá Superman detenerlo a tiempo?
La respuesta la tendrá luego de dos horas y media irregulares, en que lo más rescatable es el Luthor de Kevin Spacey. El casting de desconocidos para los papeles principales no me parece mal. Reeve era un desconocido cuando tomó el rol. El problema es que Brandon Routh añade poco además de su perfección de maniquí. Lo que en Reeve era alegría socarrona, en Routh son miradas ausentes y frases lacónicas.
Nunca me había parecido tan inútil Clark Kent. La genial descripción que hace Tarantino en Kill Bill, definiendo a Kent como la caricatura que Superman hace de los torpes y cobardes humanos, tenía sentido con el Kent de Reeve, un efectivo espía de las pasiones humanas. El nuevo Kent es un simple accesorio, una distracción, caricatura de la caricatura.
Superman siempre ha sido el Boy Scout de los superhéroes, perfecto e ilimitado. Hubiera sido interesante contrastar su idealismo con el cinismo de la Norteamérica de Bush; su entrega desinteresada contra los negocios corruptos al amparo del poder; su amor por la toda la raza humana con la xenofobia republicana. Mucho aprenderíamos de un Superman más sabio. Singer nos entrega una cinta divertida pero fácil de olvidar. Solemne, pero finalmente superficial. Aunque insiste con los paralelismos entre Superman y Cristo, el suyo es un Mesías sin mensaje.
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