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Ciudadano modelo/Archivo adjunto

Luis F. Salazar Woolfolk

La madrugada del domingo pasado, murió Juan Sánchez Navarro y Peón, conocido como el ideólogo del sector empresarial de nuestro país.

Nacido el 24 de abril de 1913 en la ciudad de México, Sánchez Navarro se convirtió en líder del sector empresarial mexicano y hasta el día de su muerte fungió como accionista del Grupo Modelo, empresa cervecera a la que colocó entre las mejores del mundo. Cursó las licenciaturas en Derecho y Filosofía y Letras en la UNAM y posteriormente se doctoró en Derecho por la Universidad Central de Madrid.

Fue un hombre íntegro que supo combinar el pensamiento y la acción, mediante una vocación cívica y de servicio que impregnó nuestra vida pública por la vía de la participación social, exenta de toda aspiración personal que apuntara a la militancia partidista o al ejercicio de poder.

Sánchez Navarro concebía y vivió la política en su más amplia y generosa acepción, como búsqueda del bien común. Desde su trinchera social, enfrentó la funesta dinámica socialista y populista desde Lázaro Cárdenas hasta Luis Echeverría, que tanto daño hicieron a la sociedad mexicana y al sector productivo el siglo pasado.

Al dogma de lucha de clases, Sánchez Navarro opuso en la teoría y en la práctica los principios de solidaridad (todos estamos en el mismo barco) y subsidiariedad (tanto Gobierno como sea necesario y tanta sociedad como sea posible), como rectores del bien común.

A los veintisiete años de edad, nuestro personaje respondió al llamado a la lucha cívica a la que convocó el general Juan Andrew Almazán, en contra del cardenismo que enfrentaba a los mexicanos entre sí.

Almazán se presentó como candidato independiente a las elecciones del siete de julio de 1940, como opción frente al candidato oficial impuesto por Cárdenas y por el viejo sistema y el resultado fue un inmenso fraude electoral y una represión criminal que sólo en el Distrito Federal dejó 27 muertos y 152 heridos.

En alguna de las entrevistas concedidas por Sánchez Navarro en los últimos años, relata la forma en que fue víctima de la persecución armada en contra de los almazanistas y protagonista de la histórica marcha de la juventud de aquellos días sobre Palacio Nacional, en demanda de respeto al voto popular.

Sánchez Navarro entendió que la transformación política de México, sólo tendría lugar a partir de un fortalecimiento de la sociedad basado en la educación en la libertad, la participación cívica y el desarrollo económico con responsabilidad social, para vencer el peso del autoritarismo del sistema político y por ello, dedicó su vida a la organización de los distintos sectores de la comunidad a partir del empresariado nacional.

Fundó más de diez organismos empresariales y ocupó la presidencia de varios de ellos a nivel nacional. En sus últimos años ya de retiro, pasaba temporadas en su rancho Las Pirámides, evocando su pasión por la charrería y la vida en el campo y en ese escenario falleció.

Don Juan Sánchez Navarro deja un legado que constituye un ejemplo a seguir en cuanto a participación cívica desde la trinchera del ciudadano no involucrado en la lucha de partidos, como motor del cambio político y social para las actuales y futuras generaciones.

lfsalazarw@prodigy.net.mx

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