El Universal-AEE
MÉXICO, DF.- Al estilo de Nueva York, la ciudad de México ofrece una oferta más que nutrida en el género musical. Desde principios de 2006, la cartelera teatral se ha enriquecido con producciones que conjugan atractivos elencos con historias para cada gusto. El estreno de una nueva versión de Vaselina es un pretexto ideal para saber que se ha montado 12 veces.
Cuando Julissa estrenó en 1973 Vaselina, muy lejos estaba de imaginar que este musical se convertiría en leit motiv de su vida; tanto así que ahora, casi un cuarto de siglo después, la obra se prepara para su décima reposición para consolidar lo que sin duda puede definirse como el Fenómeno Vaselina.
Al frente del proyecto se encuentra nuevamente la otrora Consentida del Profesor, quien comparte con su hijo Alejandro la dirección de este montaje que se estrenará en el Distrito Fedral el cuatro de agosto. Por vez primera un Ibarra no dará vida a Danny Seco, el protagónico masculino.
En vísperas de este nuevo montaje, la pregunta resulta obligada: ¿Qué tiene Vaselina que cada reposición ha significado, invariablemente, un éxito de taquilla? Vamos, pues, al origen de todo.
Corría 1973, Julissa estaba casada con Benny Ibarra. Ambos habían iniciado sus carreras en la música y de ahí saltaron a la actuación, con un gusto especial por el teatro. Habían ya compartido los escenarios en ?Una chica en mi sopa? y ?Las mariposas son libres?, las dos con muy buena aceptación de público y crítica, tanto que se animaron a producir un gran musical en el que el rock and roll fuese eje central, y que por aquel entonces tenía gran éxito en Broadway: Grease era el título.
Así, Vaselina se estrenó en el Teatro Manolo Fábregas con un reparto de jóvenes que al paso de los años han forjado destacadas carreras: los mismos Julissa y Benny Ibarra, Alma Muriel, Silvia Pasquel, Macaria, Rocío Banquells; incluso Margie Bermejo participó en el montaje.
El éxito fue tal, que la puesta se mudó al entonces recién rebautizado Teatro Fru Fru. Sin duda, la nostalgia del público por sus años juveniles fue la causa principal que catapultó al éxito a ?Vaselina? en su primera temporada. El montaje ganó el premio al mejor musical del año.
Cuando parecía que la fiebre de ?Vaselina? era ya historia, el estreno de su versión cinematográfica, estelarizada por el entonces ídolo recién descubierto John Travolta y Olivia Newton John, llevó a Julissa a la primera reposición, en 1979. Se trató de una versión reducida.
Y para aprovechar el interés del público, Televisa sacó al aire una grabación que tenía enlatada del primer montaje teatral. Las transmisiones semanales también fueron un éxito.
Este fue sólo el principio de una docena de reposiciones. Las claves del éxito y la permanencia de ?Vaselina? son una historia sencilla, romántica y de final feliz; canciones y música contagiosas; un elenco con estrellas juveniles, y el talento de Julissa. Ahora en esta nueva aventura, Aarón Díaz y Sherlyn comparten su experiencia de ser parte de la historia de ?Vaselina?.
Vuelven a rocanrolear
En la pantalla chica, la tapatía Sherlyn y Aarón Díaz son estrellas juveniles. En el escenario del Teatro Pedregal, la pareja de actores sufrirá una transformación radical para representar a los jóvenes de los años 50 y despertar la nostalgia de las nuevas generaciones por un musical clásico: ?Vaselina?.
En su versión 2006, los productores Gerardo Quiroz y Julissa auguran un aire de frescura, mientras que su hijo Benny Ibarra, el director de escena, promete un espectáculo visual y sonoro sorprendente.
Luego de casi tres meses de ensayos, el elenco de Vaselina, al que se sumaron Daniela Luján, Alex Sirvent y Mauricio Barcelata, está listo para lucir copetes y afinar la voz en cada melodía que enmarca una historia de amor inolvidable.
Para Aarón Díaz, quien interpretará a Danny Seco, los retos fueron gratificantes, pues asegura que desde pequeño gustaba de imitar a este singular personaje.
El actor de 24 años considera que la vigencia de Dany radica en una condición de los jóvenes en cualquier época: fingir ante los amigos y ocultar los sentimientos para no parecer débil.
En contraste, a Sherlyn le toca dar vida a un personaje dulce que no pocas veces peca de ingenua: Sandy Tontales. En palabras de Sherlyn, lo que más le convence de su personaje es la transformación que tiene al final, porque demuestra que las apariencias engañan. La obra, divida en dos actos, hace gala de escenografìas que nos remiten a bailes escolares y al colorido de un cómic neoyorquino para complementar el ambiente rocanrrolero de la época.
En medio de faldas amplias de colores brillantes, chamarras de piel y lentes oscuros, la generación 2006 de Vaselina contagia el entusiasmo del grupo de estudiantes preparatorianos la noche de su baile de graduación.