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Competitividad/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros, pero ya no producirá flores ni frutos”. Rabindranath Tagore

Davos, Suiza.- Uno pensaría que medir la competitividad de un país sería cosa fácil. En un mundo abierto como el de hoy bastaría con registrar el superávit comercial de una economía y compararlo con el de sus competidores. Bajo esta simple medida China, con su gigantesco excedente comercial, sería el país más competitivo del mundo, en tanto que Estados Unidos, que registra el mayor déficit, ocuparía un lugar muy rezagado.

No arrojan estos resultados, sin embargo, las mediciones de competitividad del Foro Económico Mundial de Davos, las cuales se llevan a cabo bajo la dirección del economista Augusto López-Claros. Para empezar, el país que se encuentra en primer lugar en sus listas de competitividad no es China o la India sino Finlandia.

El segundo lugar lo ocupa Estados Unidos, a pesar de su enorme déficit comercial. Suecia y Dinamarca siguen en la lista. En el quinto lugar se encuentra una China, pero no la comunista que ahoga al mundo con sus exportaciones, sino la pequeña y aguerrida Taiwán. Atrás en la clasificación del Foro se encuentran China y la India en las posiciones 49 y 50. Más atrás todavía, y perdiendo terreno tras pasar del lugar 48 al 55, está México.

La lista incluye a 117 países. ¿Por qué países como China y la India no ocupan los primeros lugares de productividad si son los que están ganando las guerras comerciales, en el caso del primero, o atrayendo la inversión de desarrollo de tecnología, en el segundo? Porque el hecho de que un país pueda exportar o atraer inversión sobre la base de que paga salarios muy bajos no significa que sea más competitivo. Por el contrario, una economía competitiva es la que puede hacer más con menos y puede, por lo tanto, pagar un sueldo más elevado a sus trabajadores.

¿Por qué ocupa Finlandia el primer lugar? Se trata, después de todo, de una economía pequeña, agobiada por un invierno brutal, aislada de Europa occidental y del mundo por el gigante ruso.

Pero a pesar de sus desventajas naturales Finlandia ha sabido convertirse en un país próspero y en un gran innovador tecnológico. La competitividad de Finlandia se manifiesta, por ejemplo, en el uso racional de sus bosques. La explotación de éstos le ha permitido convertirse en un gigante de la producción de papel; pero, lejos de acabar con los bosques, los cultiva para legarlos a las siguientes generaciones. En materia de tecnología Finlandia es un verdadero innovador.

Nokia, la empresa emblemática del país, ha sabido mantenerse a la cabeza de un competido mercado internacional de teléfonos celulares a pesar de los embates de productores que operan en países con costos salariales más bajos. La inventiva y la creatividad, en lugar de la reducción de los sueldos de los trabajadores, han sido los factores clave de su esfuerzo.

Es difícil pensar en Estados Unidos como un país competitivo. Su déficit de cuenta corriente, financiado por China y otros países que mantienen enormes reservas en dólares, parecería el sello de un gran fracaso. Sin embargo, las universidades de la Unión Americana siguen siendo los centros de investigación de los que salen las innovaciones que están cambiando al mundo en materias tan diversas como la informática y la biología genética.

A pesar de los errores de política macroeconómica que pueda estar cometiendo el Gobierno del presidente George W. Bush, Estados Unidos sigue teniendo un ambiente que fomenta la innovación a una escala sin precedentes en el mundo. Nos hemos habituado a ver a países como China y la India como los grandes ejemplos a seguir en una economía moderna en que la competitividad lo es todo. Pero esto es producto de una visión estrecha que sigue considerando, como en los tiempos del mercantilismo del siglo XIX, al superávit comercial como la razón de ser de los intercambios de un país con el exterior. Nada más falso. Una economía necesita intercambiar bienes y servicios con otros para mejorar el nivel de vida de sus habitantes.

Un país que mantiene deprimidos los ingresos de sus habitantes, por ejemplo al subvaluar de manera consistente su tipo de cambio para apoyar a los exportadores, no está logrando mejorar su competitividad por muy grande que sea su superávit comercial. México debe tener mucho cuidado al tratar de ganar terreno en el campo de la competitividad. Lo que queremos es hacer más con menos: producir más sin sacrificar nuestros recursos naturales, salir adelante a fuerza de competitividad.

En otras palabras, la competitividad no se logra simplemente aumentado las exportaciones. Esto puede lograrse con una devaluación que deprima los salarios, pero nos hace realmente competitivos.

MOZART

Wolfgang Amadeus Mozart fue un pilar en la historia de la música. Virtuoso instrumentista cuando niño, se convirtió en un compositor de creciente sensibilidad que transitó con talento del barroco a un romanticismo temprano. Es sorprendente que en apenas 35 años de vida haya compuesto casi 700 obras. Hoy que se celebra el 250 aniversario de su nacimiento vale la pena detenerse un rato para escuchar a uno de los mayores compositores de la historia.

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