La selección nacional ha iniciado formalmente sus trabajos con miras a la Copa del Mundo de Alemania 2006; por primera vez en la historia, un representativo tricolor tiene tanto tiempo para el adiestramiento, la preparación física, el pulimento de detalles y la unión e integración del grupo.
La concentración tiene por objeto mentalizar al jugador de la importancia del compromiso en puerta y se romperá parcialmente el próximo 15 de mayo cuando Ricardo Antonio La Volpe tenga que anunciar oficialmente la baja de tres jugadores para quedar en 23, número permitido por la Federación Internacional de Futbol Asociación para la justa veraniega en Alemania.
Posteriormente el grupo se desintegrará hasta que sean eliminados del Campeonato Mundial o se coronen campeones, lo que ocurra primero, al fin que soñar no cuesta nada. Esta reunión anticipada de los elementos que participarán en el Mundial de Alemania 2006 es una prueba inequívoca que el entrenador más cobijado, apapachado y apoyado en la historia de nuestro futbol se llama Ricardo Antonio La Volpe.
Se sabe que Ricardo es un hombre obsesivo, trabajador en el detalle y perfeccionista, y este tiempo, casi dos meses, le debe ser de gran utilidad para conseguir sus metas. Los problemas de una convivencia prolongada están latentes en dos vertientes bien definidas: la posibilidad de conflicto entre los jugadores sometidos a una gran presión y competencia entre ellos y el peligro de que el irascible Ricardo pueda comprar pleito con algún elemento por quítame estas pajas.
El grupo ha manifestado estar unido y es en estas largas concentraciones cuando mejor debe demostrarlo. La sombra proyectada sobre esta parte de la preparación del Tri la constituyen las declaraciones de Cuauhtémoc Blanco en torno ya no a su convocatoria sino a las posibles consecuencias de un fracaso mexicano en el Mundial.
En ellas, el delantero de las Águilas del América desea suerte a la selección pero advierte que en caso de fracasar, la gente no perdonaría a La Volpe, llegando al extremo de meterse con su familia. Desmesurada y excesiva parece la advertencia del ?Cuau? pues habría que definir quién es la ?gente? y qué es un ?fracaso? en la Copa del Mundo, por lo que creo sería mejor no tomarlo demasiado a pecho. Sin embargo don Ricardo, con su soberbia característica, toma las declaraciones del jugador azulcrema y las convierte en amenazas para sí y los miembros de su familia. También exagera el estratega tricolor pues una cosa es advertir que el público se puede sentir desilusionado y otra orquestar agresiones contra inocentes, como es el caso de la familia de La Volpe.
El problema es que con la carencia de notas importantes alrededor del trabajo diario del Tri, los reporteros seguirán magnificando cualquier declaración, y lo malo que para esos diálogos, generalmente tergiversados, enredados o dolosamente encauzados en el clásico corre, ve y dile, el señor La Volpe se engancha con una facilidad que enternece. El grupo debe mostrar la madurez que a veces le falta a su técnico y olvidar los ataques que sin duda vendrán de aquí a que empiece el Mundial. No deben, por ningún motivo, perder la concentración.
