Hace poco más de treinta años España era todavía gobernada por el general Francisco Franco, quien se había convertido en dictador al perpetuarse como presidente del Gobierno desde el final de la Guerra Civil en 1938. En 1975, a partir del día en que Franco muere se pone en marcha la transición democrática con el rey Juan Carlos a la cabeza.
Desde entonces España ha transitado con una sola idea en la mente de la Corona, de los gobernantes y dirigentes políticos, de la sociedad civil en general: “Una sociedad libre y moderna requiere de la participación de todos en los foros de decisión”, frase que Juan Carlos pronuncia el día de su proclamación como rey.
La sociedad española y sus líderes, en especial Adolfo Suárez a la cabeza del Gobierno durante los primeros seis años de la transición, han sido capaces de conciliar una amplia de gama de corrientes políticas desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda pasando por el reconocimiento del Partido Comunista que estaba en el exilio después de la Guerra Civil. Han sido capaces de ensanchar los cauces de la participación política que en tiempos de Franco habían sido tan estrechos y limitados. Han sido capaces de buscar alianzas y con voluntad política pactar con todos, partiendo de una comprensión de los problemas regionales.
En la actualidad viajar a España es ver a un país con una economía fuerte, dinámica, una sociedad más educada y culta. Es fácil como turista y desde la calle darse cuenta del enorme desarrollo económico, social, educativo y cultural que el país ha tenido y que ha transformado a la sociedad española, a partir del hecho de haber conciliado fuerzas políticas y con ese solo hecho haber hecho las reformas necesarias para este desarrollo.
Adolfo Suárez fue capaz de tender puentes, de olvidarse de los agravios cometidos por el régimen, de crear un clima de convivencia nacional donde todos los actores tengan voz y voto, un clima de respeto por el adversario, de tolerancia y comprensión. Durante el Gobierno de Suárez se aprobó una nueva Ley electoral y desde entonces se han venido celebrando elecciones con el triunfo tanto de la izquierda como de la derecha lo que ha hecho que el país siga avanzando. Actualmente gobierna la izquierda con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente. Él mismo le recomendó a Andrés Manuel López Obrador que aceptara su derrota, que en la democracia se ganaba y se perdía y que también desde la Oposición se gobernaba.
Cosa que por supuesto AMLO no ha entendido; ¿por qué sí reconoció el triunfo de sus diputados y de Marcelo Ebrard y en estos casos dice que no hubo fraude?, no entiendo entonces por qué no acepta su derrota.
España no es un país exento de problemas y conflictos, por supuesto. Los tiene. La inmigración es un problema que los ha puesto contra la pared. Muchos trabajadores en el tiempo de Franco dejaban su país buscando un futuro mejor. No era extraño ver en Alemania que los restaurantes eran atendidos por meseros, en su mayoría españoles. Actualmente España es un país que importa mano de obra y todos los días llegan miles de personas en forma ilegal, provenientes sobre todo de África, pero también de América Latina, quienes buscan acomodo en el mercado laboral y se han convertido en un dolor de cabeza para ese país. Tienen también, por supuesto el eterno problema del terrorismo que no logran erradicar.
Sin embargo, creo que los mexicanos algo podemos aprender de ellos para enfrentar el desafío que le espera a Felipe Calderón. El presidente electo tendrá que ser lo suficientemente inteligente para comenzar a tejer un clima donde todos los mexicanos podamos convivir, respetando al adversario, donde seamos tolerantes y comprensivos, donde se concilien las fuerzas políticas.
Está claro que Vicente Fox -de quien esperábamos más- no logró más que sacar al PRI de Los Pinos, pero no fue capaz de abrir cauces y tender puentes a todos sin excluir ninguna fuerza política. Mucho hizo para impedir que López Obrador fuera candidato de la izquierda. En su sexenio más se privilegió los asuntos del corazón: que si la señora Marta, que si sus hijos o los Bribiesca; en lugar de intentar comprender con inteligencia los problemas del país, que son muchos y darles solución.
Si las fuerzas políticas no logran acercarse y conciliar para lograr avanzar, lo más seguro es que los próximos tres años serán muy difíciles, hasta que los electores en los comicios intermedios decidamos si la opción de López Obrador de no aceptar el triunfo de Felipe Calderón, fue un error o un acierto.
Le toca a Calderón emprender la tarea con inteligencia, humildad, congruencia. Me parece que en su discurso a veces dice una cosa y actúa de otra manera. Dice que se va a alejar de su partido y la semana pasada vino a Torreón a reunirse con los de Acción Nacional. Dice que va a tender puentes y sigue restañando agravios pasados.
Creo que es un hombre inteligente y preparado, que tiene oficio político. Necesita formar un Gobierno incluyente y contar con los mejores hombres y mujeres, sin importar sus ideas políticas o partidistas.