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México, DF.- El Vaticano condenó la construcción de muros que intentan frenar la inmigración entre los países, y afirmó la necesidad de hacer más justo el proceso de globalización económico-financiero.
?Hace 20 años la opinión pública internacional se conmovió ante las imágenes de quienes arriesgaban sus vidas saltando muros que los aprisionaban en los regímenes dictatoriales?, afirmó Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas.
?Hoy, millones de personas arriesgan las suyas escapando de la dictadura de la pobreza; los muros no los detendrán?, indicó en un discurso difundido por la sala de prensa vaticana.
Migliore, estableció que los datos económicos deberían ser leídos en la luz de otras realidades como la guerra, la degradación ecológica, la desertificación, el hambre persistente, la desnutrición infantil y enfermedades asociadas con la pobreza. Además -señaló- la migración imparable de masas de personas de regiones empobrecidas hacia las áreas más desarrolladas del mundo, la cual ha traído los problemas graves de los países más pobres a las puertas de las naciones ricas.
?Por lo tanto nos enfrentamos con la tarea urgente de remediar una situación que, en ausencia de soluciones eficaces y respetuosas de los derechos humanos, seguirá causando el daño intolerable los países pobres y provocará inestabilidad permanente en los países desarrollados?, alertó.
El mensaje corresponde a la posición del Vaticano ante la reunión para revisar los avances del Programa de Acción para los Países Menos Adelantados (2001-2010), que concluyó ayer en Nueva York.
Agregó que para el bien y la prosperidad de todo el mundo los países desarrollados en coordinación con los más pobres deben poner en práctica una política eficaz encaminada a frenar la migración.
?De este modo los ciudadanos de las naciones menos adelantadas podrán decidir libremente permanecer en casa, donde puedan lograr, para ellos y sus familias, empleo y condiciones de vida a las cuales puedan llamar realmente dignas?, sentenció.