La carrera por la Casa Blanca está aún lejos en el calendario electoral estadounidense, pero las apuestas sobre los candidatos de 2008 empezaron al día siguiente de que George W. Bush ganara su reelección en 2004. Hoy los escenarios apuntan a que la amazona demócrata, la senadora Hillary Clinton, y su colega republicano John McCain, el sobreviviente de Vietnam, serán los contendientes.
Sin embargo, algunos analistas creen que la carta escondida republicana es la actual secretaria de Estado, la niña prodigio Condoleezza Rice, mientras que otros ven en el ex alcalde neoyorquino, Rudolph Giuliani, la carta fuerte de los republicanos.
Dick Morris, quien fuera el estratega electoral de Bill Clinton, está convencido que la lucha por la Casa Blanca será protagonizada por dos mujeres y a este escenario lo llama “la tormenta perfecta”.
En su más reciente libro “Condi vs. Hillary, la próxima gran carrera presidencial”, Morris argumenta que Condi es presidenciable y que es la única figura capaz de detener el regreso de Hillary a la Casa Blanca. Además de Morris, Carlos Fuentes, en su novela “La Silla del Águila, augura que Rice será la primera presidenta estadounidense.
De acuerdo con Morris, Rice tiene todas las credenciales para lograr la candidatura republicana. Respetadísima en los círculos políticos e intelectuales estadounidenses, Rice podría ser la única posibilidad de los republicanos por derrotar a Hillary, hoy la figura política más popular en Estados Unidos.
Morris piensa que Rice tiene varias ventajas sobre Hillary. En primer lugar, Rice también es mujer, pero además afroamericana, lo que le quitaría a Hillary los votos femeninos, afroamericanos e hispanos. En segundo lugar, el autor cree que una de las fortalezas de Rice es su bajo perfil personal en la vida pública, la ausencia de los escándalos personales y profesionales que persiguen a Hillary. En tercer lugar, Morris presenta a Rice como una mujer hecha a pulso propio y no como una que, según el estratega, “le debe todo” a su marido.
Dick Morris tiene una larga historia personal con los Clinton. Desde los años ochenta se convirtió en lo que hoy es Karl Rove para Bush Junior, su cerebro electoral. Morris logró lo impensable, colocar a Clinton, debilitado por los líos de faldas, de vuelta en la Presidencia en 1996. Poco después de la reelección, Morris fue despedido y desde entonces el estratega estadounidense, que dicen por ahí ayudó a la victoria de Vicente Fox en 2000 y colaboró en la campaña de Felipe Calderón, se obsesionó con destruir a los Clinton.
Condi Rice es fascinante, pero no presidenciable como Hillary. El ser mujer afroamericana no representa una ventaja, mucho menos cuando no se tiene un historial profesional de apoyar las causas feministas y de las minorías raciales. Adicionalmente, Rice nunca ha tenido un cargo de elección popular.
La ausencia de una vida personal pública sin escándalos no es necesariamente una fortaleza, sino que puede ser una gran debilidad. Rice es uno de los personajes políticos más herméticos y opacos de Washington. Más allá de saber que disfruta ejercitarse y que toca el piano majestuosamente, poco se conoce de su vida personal. No está casada a sus 51 años, no tiene hijos ni se le conoce una vida amorosa. Su vida personal se reduce a los Bush.
Finalmente, Rice no es presidenciable porque su carrera política la perseguiría como un fantasma en caso de buscar la Presidencia. Condi apoyó la invasión de Irak y ha hecho poco por lograr alianzas internacionales en una causa indefendible. Como asesora de Seguridad Nacional, Rice desestimó las advertencias de los ataques terroristas del 11-9, como han revelado varios informes publicados por el New York Times a lo largo de este año.
La carrera presidencial por la Casa Blanca no será la tormenta perfecta que predice Morris, ni incluirá a la niña prodigio afroamericana, sino que será una lucha entre la amazona demócrata y el sobreviviente republicano…
Profesor del ITAM
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