EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- El reclutamiento de personal y las investigaciones de actos ilícitos al interior de las empresas, hoy tienen en el polígrafo a un aliado.
El mal llamado ?detector de mentiras? incrementa su confianza entre ejecutivos y promete captar una mayor demanda en los próximos años.
Benjamín Ortiz Barrera, médico y poligrafista con más de diez años de experiencia, explica que la técnica consiste en ?interpretar reacciones, a partir de un análisis fisiológico y conductual de las personas?, por lo que alcanza hasta un 98.5 por ciento de certidumbre.
El también director de Alye, empresa dedicada a la asesoría legal, comenta que las posibilidades de esta técnica son tan amplias que permite a una ama de casa conocer los antecedentes y comportamientos del personal de servicio.
Sin embargo, luego de más de 20 años de uso en México, es hasta este momento que comienza a cobrar notoriedad dentro del sector privado. ?No son enchiladas?, agrega su esposa Josefina Carrillo, abogada y también socia de la empresa.
Pese a que cualquier persona que acredite un curso de dos semanas en Estados Unidos podría dominar el modelo, Ortiz Barrera apunta que es necesario contar con estudios en leyes y psicología, principalmente, para sumar mayores elementos de juicio. Con un posgrado en fisiología por la Universidad Iberoamericana, el especialista define al polígrafo como ?una caja sensora de reacciones corporales?.
Por eso, dice, con el aumento o disminución de la frecuencia cardiaca, respiración o variaciones en los niveles de sudoración se identifica a una persona que dice o no la verdad.
La estrategia se vale de una entrevista de diagnóstico previa a la sesión de preguntas y respuestas frente al aparato.
Aquí, detalla Ortiz, se aplican preguntas de control, relevantes e irrelevantes, que después serán corroboradas en el polígrafo. Serán las relevantes las que deberán responderse de forma cerrada con un sí o un no.
?El trabajo está en la interpretación de las reacciones?.
De acuerdo con el especialista, un curso de dos meses para aprender la técnica en Estados Unidos cuesta 5 mil dólares, en tanto, el polígrafo asciende a 7 mil dólares en promedio.
El papel y tinta en los polígrafos es historia. Hoy, estos aparatos se valen de una computadora para registrar todas las variaciones con mayor precisión.
Mercado virgen
Sin restricciones para el cobro y menos aún para ejercer, Ortiz Barrera estima que en México existen alrededor de 200 poligrafistas. Hace unos años, agrega, el costo por una sesión rebasaba los 8 mil pesos. En la actualidad, esta cifra ha disminuido en más de la mitad debido a la competencia.
La empresa Alye tiene una tarifa de mil 500 pesos, la mitad del promedio nacional, y ofrece servicios adicionales como entrevistas psicológicas, test prospectivos y grafología.
En total, estima Ortiz Barrera, su empresa atiende a no menos de dos mil sesiones al año y entre sus clientes figuran Banamex, HSBC, Banco Inbursa, Wal-Mart, Chedraui, Motorola y empresas de traslado de valores como Tameme y Grumer.
Por su parte, Sonia Ramírez, subdirectora de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, dijo desconocer esta práctica entre sus afiliados. Sin embargo, aseguró que la Procuraduría General de la República buscó a la asociación para consultar por un especialista.
