En el desfile del día del trabajo en Monterrey, vi a los maestros exigiendo durante su marcha, un aumento de sueldo de por lo menos siete por ciento. . ?Los maestros unidos jamás serán vencidos?, esto gritaban a todo pulmón. A esta demanda, el gobernador de Nuevo León, les contesto que estudiará dicha petición para hacer todo lo que pueda y les dará respuesta el 15 de mayo, Día del Maestro. El prometer no empobrece. Por muchísimos años, las demandas de los sindicatos corporativos (profesores, maestros, mineros, burócratas, electricistas, CROC, CTM, etc.) han sido pedir y pedir, a cambio de nada, o cuando mucho, a cambio de ya no presionar. Los sindicatos corporativos nos darían una sorpresa mayúscula si fundaran sus peticiones en compromisos de mejora, de aumento de calidad, de servicio de primera, de reducción de costos, de aumento de productividad, de compromiso para la puntualidad y para la asistencia al trabajo. Todavía no acaban por entender que la riqueza, para repartirla, primero debemos crearla.
Dios los cría y ellos se juntan, Elba Esther Gordillo, se une al Sindicato Mexicano de Electricistas; el sindicato de Napoleón Gómez Urrutia, se une al de los telefonistas de Hernández Juárez; La CROC, hace alianza con el sindicato de trabajadores universitarios, todas estas uniones, alianzas y compadrazgos, no son para analizar como mejorar o para proponer acciones que hagan a México más competitivo, tampoco son para proponer soluciones o iniciar acciones que mejoren las relaciones obrero patronales para que México pueda ser más productivo. No, estas uniones son para hacer presión, ?el pueblo unido jamás será vencido?, estas alianzas son para continuar ganando ?conquistas laborales?. Es una vergüenza para todos los mexicanos que en plenos albores de la democracia, continuemos soportando a los líderes eternos que nunca dejaran su puesto porque para ellos, de esa forma la revolución ya les hizo justicia. La profesora Gordillo, Roberto Vega Galina, Francisco Hernández Juárez, Romero Deschamps, y tantos líderes en todos los niveles jerárquicos del sindicalismo corporativo. El colmo sería que esos lideres eternos y corruptos, formaran un sindicato de lideres ?ad vitam? en el cual, el que portara el estandarte sería Napoleón Gómez Urrutia, quien siempre ha dicho que el puesto no se lo heredó su padre. Seguramente se lo ganó a pulso, sudando la gota gorda en las profundidades de las minas, codo con codo con quienes si son verdaderamente mineros.
¿Quien quiere el regreso de Napoleón? ¿Serán los verdaderos mineros que se han dado cuenta de todos los millones de dólares que su líder minero maneja? ¿Serán los verdaderos mineros que ven como la muerte de sesenta y cinco de ellos ha pasado a segundo plano en su sindicato para darle prioridad a la defensa de su millonario líder? Yo no creo que sea posible que los mineros, los verdaderos mineros, hagan una defensa autómata o fanática de quien no es ni líder ni minero, no, quienes defienden a Napoleón, son los otros líderes eternos que también tienen cola que les pisen y que antes de poner sus barbas a remojar, salen en defensa de su compadre porque temen que les pase el efecto dominó.
No es posible que el destino de México y de los trabajadores mexicanos siga en manos de líderes que solamente velan por sus propios intereses y se eternizan en su trono. Los sindicatos corporativos, con nuevos líderes, deberían enfocar sus esfuerzos a elevar la productividad, a capacitarse, a evolucionar. Si, se debe luchar por obtener más y mejores beneficios, pero de forma inteligente, pensando también en el futuro de México y de las nuevas generaciones. Ya no podemos permitir que la productividad de nuestro país siga en picada, además de nueva tecnología y de nuevas formas de trabajar, se requiere de la voluntad firme de un sindicalismo moderno, con visión y comprometido con México. El desarrollo de nuestro país se dará con fuerza cuando los factores de la producción trabajen en armonía y coordinados para fomentar el empleo, aumentar la productividad y mejorar los rendimientos. Necesitamos nuevos líderes que de verdad quieran a México y que estén dispuestos a trabajar por nuestro país.
Los eternos líderes corporativos, no cambian, siguen igual, luchando por alcanzar nuevas ?conquistas laborales? a cambio de nada, apoyándose mutuamente cuando ven amenazados sus intereses. Y nosotros seguimos soportándolos, desde hace muchísimos años. Esto me recuerda la canción que canta Rocio Durcal ?Como han pasado los años?, aquí seguimos los mexicanos, soportando a los falsos líderes, quienes siguen sin cambiar, desde hace muchos años y como dice la canción: ?aquí estamos frente a frente, como dos adolescentes, como la primera vez?.
Comarca Lagunera.
01 de Mayo, 2006.
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