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CONTEXTO LAGUNERO| El más mexicano de los japoneses

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

En el marco del Décimo Encuentro de de Comercio Industrial de Canacintra Torreón, el Sr. Carlos Kasuga Osaka, de padres japoneses y nacido en México, impartió una conferencia por demás interesante acerca de la calidad y la productividad al estilo japonés en las pequeñas y medianas empresas mexicanas. El Sr. Kasuga es el fundador en México, de una empresa que produce una bebida de sabor muy agradable, hecha de bacilos aislados de leche materna que favorecen el buen funcionamiento del aparato digestivo. Vende diariamente más de dos millones de botellas de este producto, tiene ingresos diarios por más de seis millones de pesos, paga a sus trabajadores los mejores sueldos de la zona de Ixtapaluca y el monto por concepto de reparto de utilidades es equivalente a lo que reciben de sueldo en un año.

Los siguientes, son algunos conceptos y observaciones del Sr. Kasuga acerca del comportamiento de los japoneses, el comportamiento de los mexicanos y la forma de manejar las empresas bajo cada una de estas dos culturas: La calidad en todo, empieza por la limpieza. La limpieza debe ser un valor que se inculque en todas las personas desde su infancia. La limpieza favorece la productividad, la salud y la conservación del medio ambiente. La limpieza es una virtud humana.

Los mexicanos no somos afectos a hacer limpieza porque desde niños en la escuela, nos indican que la actividad de hacer limpieza es un castigo y es algo indigno. A los niños que se portan mal, de castigo, los obligan a hacer limpieza. En el Liceo México Japón, no hay personal de limpieza, los alumnos en general se encargan de mantener limpia la escuela y eso es parte de la enseñanza.

Cuando nacemos, lo hacemos con medio millón en nuestra bolsa, si medio millón de horas de tiempo disponible, solo nosotros, cada uno, somos responsables de lo que hacemos con ese medio millón de horas y solo tenemos dos opciones: las gastamos, o las invertimos. Las podemos gastar en flojear, en hacer cosas intrascendentes y no productivas, las podemos malgastar. También podemos invertirlas en estudiar, en trabajar, en ser mejores, en ser observadores y analistas para mejorar a diario nuestro quehacer. La vida te premia cuando inviertes bien tu tiempo, pero también te castiga, pasándote la factura con intereses usureros si solamente lo usaste para irla pasando, para malgastarlo.

En Japón a los niños se les educa en los valores, en el respeto a los ancianos, a los maestros y a los padres de familia. Se les inculcan valores como la honradez, la puntualidad, la armonía. Si un mexicano se encuentra una cartera, le da gracias a Dios por ?haberle enviado el dinero que necesitaba?. En la poca probabilidad de que la regresara a su dueño, sobrara quienes le digan ?eres un bruto, para que la regresaste?. Quienes han visitado Japón, saben de lo que hablo. Hago una apuesta pública a todas las personas que tengan la oportunidad de visitar Japón, cuando lleguen a su hotel, envíen un pantalón o una camisa a la lavandería y coloquen en una de las bolsas un billete de cien dólares. Cuando regresen al hotel, encontraran el pantalón o la camisa lavado y planchado y con el billete de cien dólares a un lado. Si esto no sucede así, yo personalmente les daré mil dólares. En Japón nos regimos por el principio de que ?si no es tuyo, seguramente es de alguien?. Siempre buscamos al dueño de las cosas que nos encontramos extraviadas.

Cientos de miles de japoneses, a diario dejan sus motocicletas o bicicletas sin candado, en los estacionamientos del metro o del tren para ir a su trabajo y siempre las encuentran cuando regresan por ellas. Si llueve y no traen paraguas, toman uno de los que el gobierno pone gratuitamente a su disposición y al día siguiente lo regresan al lugar de donde lo tomaron.

En las empresas, no solamente el sanitario del dueño o de los ejecutivos se debe mantener en buenas condiciones, también los sanitarios de los empleados y obreros se deben mantener impecables. Desafortunadamente, todavía son muchas las empresas mexicanas que desatienden los sanitarios de los trabajadores sin darles el mínimo mantenimiento y van mas allá, marcan la deferencia entre los sanitarios de los trabajadores y los sanitarios de los empleados y ejecutivos. Lo que ello provoca es rencor, odio y ausencia de ganas de ?ponerse la camiseta?. Como en México no se fomenta el valor de la puntualidad, a los trabajadores mexicanos se les castiga cuando llegan tarde, no se le reconocen sus aciertos en el trabajo y si se le castiga por sus errores, los trabajadores mexicanos trabajan por necesidad o por temor, son pocos los que trabajan por un sueno, un objetivo, una meta, un logro.

Nunca nos consideramos responsables por lo que nos pasa a nosotros y por lo que le pasa al país, le echamos la culpa al gobierno, al patrón, al entorno, a la economía, a la globalización. No queremos ser libres porque la libertad implica responsabilidad, no queremos ser triunfadores ni volar muy alto. Alcanzar el triunfo, la libertad y el éxito, implica estudiar muy duro, trabajar muy duro, desvelarse, sufrir y a veces hasta llorar. No culpes a nadie de lo que te pasa, mejor pregúntate: ¿Quisiste aprender? ¿Quisiste triunfar? ¿Quisiste sobresalir? Da más de lo que pides, empieza por tu familia, por tu esposa, por tu madre, por tu hermano o hermana. Motívalos, aliéntalos, felicítalos, diles algo bonito. Ellos se sentirán mejor, se arreglaran mejor, harán mejor lo que hacen. Participa en todo, pon lo mejor de ti, mantente animado.

México puede salir de su crisis, si los japoneses resurgieron de la guerra y no tiene recursos naturales, los mexicanos también podemos alcanzar el éxito. ¿Por qué los japoneses si y nosotros no? Podemos igual o mejor que ellos, sin seis sigmas, ni cinco eses, ni kaisen. Podemos si los adultos tenemos el deseo firme y la convicción absoluta y si damos a nuestros niños educación formativa para crear gente triunfadora y con auto control. Si la educación básica esta podría, ya nada se puede hacer. La labor de los maestros debe ser loable, un maestro es como un medico, su responsabilidad como tal, debe ser, antes que todo, impartir clases.

Los mexicanos son personas con mucho potencial y saben trabajar muy bien cuando así se lo proponen. Tienen una excelente habilidad manual y cuando son bien dirigidos, saben trabajar en equipo. En 1968 dieron una muestra al mundo con la Olimpiada, superando en todo a los japoneses que organizaron la de 1964. Los mexicanos y los japoneses somos igual de fervorosos, nos gustan las fiestas religiosas, el relajo, los cuetes, las vendimias a la salida de los templos, pero somos diferentes en algo: los mexicanos, cuando hablan con Dios, piden y esperan. En la religión Shintoista, los japoneses, ofrecen y trabajan.

El empresario japonés esta dispuesto a invertir siempre las utilidades de la empresa durante los primeros veinte anos. En México, los empresarios quieren que la empresa desde el principio, les de comodidades y lujos, quieren tener éxito desde el primer día. Los primeros meses y anos de una empresa, son tremendamente difíciles, desilusionantes y hasta molestos y el empresario debe salir adelante poniéndole mucho cariño, amor y pasión. Para ganar, hay que dejar ganar. Los proveedores siempre son lo mas importante, incluso que los clientes. Al proveedor se le debe pagar puntualmente, y si se puede, incluso anticipadamente. Debemos conocer a los proveedores personalmente y tener con ellos una excelente relación. Al proveedor, págale bien y te dará lo mejor, por el contrario, maltrátalo, no le pagues, y cuando lo necesites, ahí te ves, te dejara solo.

La conferencia del Sr. Kasuga duro una hora y cuarenta minutos, durante ese tiempo mantuvo ciento por ciento la atención de todos los asistentes y al finalizar exhorto a todos los mexicanos a trabajar por México con un discurso de antología que revelo su gran amor y su compromiso por este país. Teniendo a un lado la bandera mexicana y señalándola, invito a todos a hacer, cada quien en su ámbito, todos los esfuerzos necesarios para cambiar a nuestra patria, iniciando con el cambio de uno mismo.

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