AUTORES INTELECTUALES| ATRIBUYEN LA OFENSIVA AL PRIMER COMANDO DE LA CAPITAL, UNA BANDA COMANDADA DESDA LAS CÁRCELES.
Son ya tres días de continua violencia, durante los dos primeros reportaron la muerte de siete personas, mientras que en el tercero no se reportaron víctimas.
EFE
Sao Paulo.- Sao Paulo vivió hoy su tercera madrugada consecutiva de ataques de una organización criminal contra autobuses y edificios públicos y privados, pero en un número inferior a las jornadas anteriores, informaron fuentes oficiales.
Al menos cinco autobuses, dos camiones de recogida de basuras, una concesionaria de automóviles y el estacionamiento de un centro comercial fueron atacados en esta madrugada con bombas incendiarias en diferentes municipios del estado de Sao Paulo, el más poblado y rico de Brasil, según un primer balance de la policía.
Los atentados, atribuidos a una organización criminal comandada desde las cárceles de Sao Paulo, prosiguieron pese al refuerzo de la seguridad, pero los blancos dejaron de ser comisarías de policía y otros edificios públicos y se limitaron casi a vehículos privados.
La ofensiva del tercer día no dejó víctimas mortales, pero sí provocó graves heridas al conductor de uno de los autobuses atacados, que sufrió quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo.
En los dos primeros días de la nueva ola de violencia, según el último balance oficial, al menos siete personas murieron, 68 autobuses quedaron destruidos y 16 agencias bancarias sufrieron daños en 106 ataques a tiros y con bombas de fabricación casera.
La ofensiva fue atribuida por las autoridades al Primer Comando de la Capital (PCC), una banda comandada desde las cárceles de Sao Paulo y que ya había lanzado ataques similares, aunque en mayor escala, hace exactamente dos meses.
La organización de los presos al parecer reaccionó así a un intento de traslado de varios de los jefes del grupo criminal a una prisión de máxima seguridad en el vecino estado de Paraná.
En la ofensiva de cinco días de mayo pasado, los delincuentes al mando de la mafia carcelaria cometieron cerca de 300 atentados contra la policía, autobuses, instalaciones públicas y bancos, que causaron la muerte de 41 policías y cuatro civiles.
En la reacción a los ataques del PCC de entonces, que generaron pánico y llegaron a paralizar la mayor ciudad brasileña, la policía mató a 79 presuntos delincuentes.
La situación sólo comenzó a normalizarse en la tarde, cuando las autoridades anunciaron que policías armados y vestidos de civil viajarían en los autobuses para rechazar los ataques.
Las autoridades informaron de que esta mañana los autobuses circularon normalmente.