Deportes Cristiano Ronaldo Selección Mexicana Mundial 2026 Liga MX selección nacional

Contra todos los prónósticos

EFE

San Luis, Missouri.- Muy pocos podían imaginarse, tal vez sólo los propios jugadores, que el mismo equipo de los Cardenales de San Luis que disputó las dos últimas semanas de la temporada regular iba a convertirse en octubre en el nuevo campeón de la Serie Mundial.

La gran pregunta que ahora todo el mundo se hace es qué fue lo que cambió tan radicalmente el juego de los Cardenales, y la respuesta la dio el legendario manejador del equipo, Tony LaRussa, cuando dijo que ?el espíritu ganador de los jugadores que no tenían en su poder un anillo de campeones?.

Una vez más el Espíritu de San Luis, el equipo que había ganado nueve títulos de la Serie Mundial, volvió a surgir y se olvidaron de las derrotas que sufrieron en los Clásicos de Otoño de 1985 y 1987.

Sin embargo, la imagen que dieron los Cardenales en la recta final de la temporada regular fue la de un equipo sin capacidad para ganar y reaccionar ante la presión de luchar por el título de la División Central de la Liga Nacional y al final sólo con la ayuda de los Bravos de Atlanta, que ganaron a los Astros de Houston, dos partidos claves, les salvó.

Los Cardenales, que estuvieron a punto de protagonizar el mayor hundimiento en la historia de las grandes ligas, habían llegado de nuevo a la competición de octubre, pero como el peor equipo y para irse a disputar la serie de división ante los Padres de San Diego, que salían con la ventaja de campo y claros favoritos al triunfo.

Los expertos comenzaron a equivocarse, los Cardenales con un gran pitcheo encabezado por Chris Carpenter, Jeff Suppan y Jeff Weaver volvieron a eliminar a los Padres por 3-1, sin que quedaran dudas de que el equipo de San Luis era uno muy diferente al que había concluido la temporada regular.

La mejoría y triunfo conseguido ante los Padres no les sirvió para convencer a los escépticos del resurgir de los Cardenales, y de nuevo los dieron como perdedores en el enfrentamiento por el banderín de la Liga Nacional que iban a disputar a los Mets de Nueva York, el equipo que había tenido la mejor marca durante la temporada regular.

A pesar de las ausencias por lesión de los lanzadores estelares, el dominicano Pedro Martínez y el cubano Orlando ?Duque? Hernández, los Mets llegaron con el convencimiento de que iban a estar en la Serie Mundial.

Pero los pronósticos tampoco se cumplieron porque los Cardenales supieron reaccionar en los momentos decisivos y llevaron la serie hasta el séptimo y decisivo partido a disputarse en el Shea Stadium, donde surgió la figura del receptor boricua Yadier Molina para pegar jonrón de dos carreras que decidió la gran victoria del equipo de San Luis.

Nueva sorpresa y frustración para los sabios de los pronósticos que tuvieron que comenzar a hacer los análisis más serios y objetivos de lo que verdaderamente estaban aportando los Cardenales en el diamante.

LaRussa y los jugadores de los Cardenales seguían con la humildad de los que no son favoritos y se limitaban a decir que la concentración y salir a hacer bien las cosas en cada partido era la clave de los triunfos.

La respuesta era la correcta, los Cardenales no tenían presión, salieron a jugar cada partido a hacer bien las cosas sencillas y con consistencia y ahí estuvo la diferencia que los llevó a disputar la decimosexta serie mundial de su historia.

Sus rivales, los sorprendentes Tigres de Detroit, el equipo revelación de la temporada regular, que al igual que los Cardenales al final de la competición sufrió para conseguir llegar a la competición de otoño al quedarse con el comodín de la Liga Americana.

Dirigidos por el veterano Jim Leyland, discípulo e íntimo amigo de LaRussa, los Tigres también dieron la gran sorpresa en la serie de división al eliminar nada menos que a los favoritos al título de la Serie Mundial, los Yanquis de Nueva York, plagados de superestrellas y millonarios.

Pero los jóvenes lanzadores de los Tigres, encabezados por el novato Justin Verlander, Jeremy Bonderman y sobre todo el veterano zurdo Kenny Rogers, que surgió con su mejor pitcheo en la fase final de toda su larga carrera, los pusieron en la Serie Mundial por primera vez desde 1984 cuando la ganaron.

Antes habían ganado por barrida de 4-0 el banderín de la Americana a los Atléticos de Oakland y llegaron al Clásico de Otoño con todo a su favor, la ventaja de campo, más de una semana de descanso y de nuevo los expertos dándoles como ganadores.

Los Cardenales aceptaron de nuevo el reto y salieron con la humildad de no ser los favoritos, sin descanso, pero más mentalizados que nunca de que podían seguir haciendo bien las cosas.

La respuesta fue un golpe de efecto al llegar al Comerica Park de Detroit para ganar de manera contundente por un 7-2 a los Tigres con el novato Anthony Reyes y ponerse con la ventaja, aunque en el segundo partido Rogers estuvo intratable para conseguir que su equipo venciese 3-1 y empatase la serie, que se trasladó a San Luis.

El escenario. Los Cardenales inauguraron esta temporada el nuevo Busch Stadium y lo celebraron con un rotundo 5-0 en el tercer partido y una actuación magistral de Carpenter.

Después de un día de descanso por suspensión del cuarto juego debido a la lluvia, Suppan hizo su trabajo y especialmente surgió la figura del paracorto David Eckstein para darle la victoria y una ventaja de 3-1 que iba a ser decisiva.

Fue la tercera Serie Mundial en los últimos 20 años con al menos un partido aplazado por causa de la lluvia. Las últimas dos suspensiones ocurrieron el 19 de octubre de 1996 y el 26 de octubre de 1986.

El quinto partido. Los Cardenales con su juego sólido de hacer bien las cosas fundamentales del beisbol de equipo, como es el pitcheo intratable de Weaver, la defensa y el bateo oportuno de nuevo de Molina y Eckstein, completaron la gran hazaña de conseguir el triunfo y el décimo título de la Serie Mundial.

Los Cardenales consolidaban su dinastía, la segunda mejor de las grandes ligas, sólo superados por los Yanquis que tienen 26 anillos de campeones.

Pero el equipo de San Luis también ha sido el primero, desde que los Yanquis consiguieron el título en 1923, que lo gana en el primer año de su nuevo parque.

Por su parte, LaRussa lograba su segundo como piloto en los cinco Clásicos que ha disputado y se unió al legendario Sparky Anderson como los dos únicos que lo han conseguido en las dos ligas, la Americana y Nacional para confirmar que al igual que los Cardenales fueron los mejores y merecidos campeones, a pesar de los expertos.

Leer más de Deportes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Deportes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 243438

elsiglo.mx