La vía pública: el escenario para nuestra mejor actuación. A la vez somos actores y testigos; protagonistas y jueces. La vida actual, con todas las incongruencias que le vienen saturando, se expresa en su forma más clara allí, en la vía pública, tierra de todos y de nadie.
Como seres humanos somos perfectibles, sin embargo el ritmo vertiginoso del presente milenio parece alejarnos del ideal de la conciencia ciudadana. Lo adivinamos en el seno de los hogares; lo comprobamos en ese gran foro, la vía pública, sitio en el cual la humanidad muestra sin tapujo sus afanes, propósitos, aciertos... y particularmente desaciertos... Allí leemos entre líneas cómo escribe la historia que escribe el hombre del nuevo milenio.
Cangrejos urbanos: no hallé otro nombre para ponerle al niño. Con cada colaboración periodística, mi eterno dolor de cabeza es intitularla. La primera vez que publiqué un artículo, tan apurada me vio mi señora madre, que me sugirió ponerle: ?Contigo, pan y cebolla? . Han pasado más de treinta años, y no logro curarme de esta falta de cabeza para los títulos.
Precisamente esta tarde me tocó circular detrás de una camioneta de modelo reciente, doble cabina, tripulada por un hombre relativamente joven y un chiquillo de siete u ocho años. El muchachito tomó una lata vacía de cerveza del interior del vehículo, y la lanzó a la vía pública, con tal fuerza, que voló por encima de la caja de la camioneta, y vino a dar a pocos centímetros de mi defensa delantera. El tiempo que duró la luz roja, lo observé regodeándose de su acción; el padre mostró una actitud complaciente...
Me quedó un mal sabor de boca, y me puse a pensar en el montón de imprudencias que cometemos en la vía pública, y que hablan de nuestro bajo nivel de sensibilidad social, y nuestra falta de cultura general. En vez de avanzar, caminamos para atrás, como cangrejos. Vayan diez ejemplos:
Vehículo de gran envergadura, modelo reciente, dirección hidráulica. Dentro padre o madre conduciendo con ?dos deditos? en el volante; el brazo izquierdo sujeta la criatura de meses, ya sea entre el adulto y el volante, o a un costado del adulto. Atrás yerto el asientito especial para transportar al bebé.
Vehículo de modelo variable; dentro un conductor pegado al teléfono celular. Recuerdo ahora aquella alegoría de Cyrano de Bergerac ?érase un hombre a una nariz pegado...?. El conductor no está enterado ?supongo- que el uso de celular mientras se conduce provoca visión en túnel, y propicia accidentes automovilísticos.
Mismo conductor llega a la estación de gasolina y contesta una llamada mientras carga combustible. Inferimos que tampoco sabe que la chispa de la telefonía celular cerca de los gases que despide un combustible como la gasolina, pueden provocar ignición de los mismos.
En cuarto lugar viene el chiquillo de la lata de cerveza. Tira basura, obedeciendo condición familiar, genética o aprendida, o sea ?no niega la cruz de su parroquia?.
Sigue el papá del chiquillo, quiero suponer que toma mientras maneja, o maneja luego de tomar, o transporta ciudadanos alcoholizados... Hay combinación de alcohol y volante, a menos que coleccione latas de cerveza para alguna noble causa.
Vehículo repleto de quinceañeras viajando como sardinitas; al tratar de dar la vuelta la conductora no tiene margen de maniobrar, se estrella, y comienza a llorar. Pronto viene papi, la consuela, y le compra otro carro igual que el que tenía, ?para que nadie note lo que pasó?.
Conductor de bicicleta se pasa en luz roja. No está enterado de que los semáforos se confeccionaron, tanto para vehículos motorizados, como para los de pedales, patinetas, patines, y carretas de tracción animal.
Madre que baja del vehículo a criatura de dos años, y la descuida totalmente mientras busca cachivaches. Si a la criatura la arrolla un vehículo en movimiento, el que va al bote es el conductor, no la madre imprudente. Sugerencia, señores legisladores: revisar el tema.
Ocho de la mañana: madre llevando hijos a la escuela; vidrios arriba, cigarro encendido, y tres hijos inhalando grandes volúmenes de humo de segunda mano. Carne de cañón; fuente de ingresos para neumólogo, alergólogo y pediatra.
Vehículo deportivo, probable modelo europeo, sin placas de circulación; pasa frente a autoridades viales a alta velocidad. Misteriosamente nadie lo ve: urgen lentes.
Seguridad vial: asignatura más que pendiente. ¿Vamos a esperar a que se ahogue el niño para tapar el pozo?...
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