Cuando lo importante no es competir
A los padres les interesa que sus hijos puedan sobresalir en un mundo donde la competencia es cada vez más encarnizada. Y los niños saben que asistir a clases de música, idiomas, computación -o practicar deportes- les permite estar a la altura o incluso superar a sus compañeros.
La televisión refleja ese mismo espíritu competitivo y el antecedente se encuentra en los programas de concursos que iniciaron en radio y dieron un salto a la pantalla chica en los cincuentas. Basta recordar ?la pregunta de los sesenta y cuatro mil?, los shows para niños genios ?que la película Magnolia recrea magistralmente- o las fórmulas exitosas a nivel internacional como The Price is Right, Atínale al Precio en México. Responder correctamente a la pregunta marca la diferencia entre el ganador y un contrincante que se va a casa con las manos vacías.
Hoy los temas de los concursos se han diversificado al igual que las profesiones, orígenes e intereses de los participantes. Original de la cadena Bravo y retransmitido por Sony, Top Chef presenta a doce cocineros que pelean por impresionar a jueces y comensales con sus creaciones culinarias. Lo mismo deben preparar un platillo afrodisíaco que complacer a exigentes paladares infantiles. Sazón, actitud, trabajo en equipo; todo cuenta para llegar a la gran final.
Creado por Mark Burnett para NBC, The Apprentice (El Aprendiz) enfrenta a dieciocho candidatos a un codiciado puesto en la organización Trump. En su primera temporada, el show fue visto por más de veinte millones de personas que experimentaban un sádico gozo cada vez que el magnate pronunciaba su característica frase ?You?re fired!?. El dios rating no favoreció de la misma manera a Martha Stewart, a quien Trump y Burnett convencieron de hacer su propia versión de El Aprendiz mientras cumplía una condena por fraude.
America?s Next Top Model muestra cómo los egos de las aspirantes a maniquíes apenas caben en la casa que las hospeda. Y Tyra Banks no se queda atrás. La conductora del programa parece recordarles a cada momento a las concursantes que ella sí ha podido destacar en el tortuoso mundo de las pasarelas. El jurado lo integran la otrora escuálida Twiggy (Janice Dickinson se peleó con Banks y renunció después de la cuarta temporada), el flemático fotógrafo Nigel Barker y la diva Miss J. El reality cumple al presentar lo que hay detrás de una fotografía o desfile, falla al aumentar con cada nueva temporada la dosis de pleitos y exagera al hacer énfasis en el ?sufrimiento? de las modelos que deben posar semidesnudas junto a tarántulas y boas, privarse de comer lo que desean, separarse de sus seres queridos.
La cámara capta la desilusión en los rostros de los participantes que semana a semana son despedidos de estos programas. Al verlos queda claro que, a diferencia del refrán, aquí lo importante sí es ganar, no competir.
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